miércoles, agosto 16, 2006

Domingo

Despierta.
Rápidamente y con los ojos cerrados, busca a tientas los audífonos.
Con ellos en sus oídos, presiona el pequeño triangulo.
Y apenas percibe la primera nota, sus ojos comienzan a abrirse. "Every day is like a Sunday", canta Morrisey, y el día comienza.
Los colores brillan el doble de lo normal. Su corazón también.
La ropa se levanta y lo viste. Solo las zapatillas quedan guardadas.
Camina descalzo. Cada pisada es una sensación indescriptible de libertad y alegría. Cada persona que se le cruza parece regalarle una sonrisa amistosa.
Su pie toca la alfombra esmeralda y los árboles agitan sus ramas con energía, felices. El viento les ayuda a hacerlo.
Y en sus huellas, veloces germinan bellas y pequeñas flores.
No hay ruidos molestos. Solo música.
Las nubes se mueven formando amables figuras. Todo es para el y lo sabe.
Hasta que, inesperadamente, el color deja de brillar. Su corazón también.
El mundo se vuelve blanco y negro. Sus oídos se llenan con devastadores ruidos.
Busca desesperado entre su ahora arrugada vestimenta una solución. La cura con forma cilíndrica.
Cada segundo parece una vida completa, pero silenciosa y gris. Casi puede sentir que los latidos disminuyen.
Entonces sus dedos encuentran la metálica salvación.
Las manos le tiemblan al cambiar los pequeños tubos, siente que ya no podrá aguantar más, y justo antes de que el frío lo envuelva por completo, presiona una vez mas el pequeño triangulo.
Un segundo de silencio y suaves acordes suenan en sus oídos. Los colores brillan nuevamente (su corazón también). La calidez retorna y la alegría lo rodea.
Y continua la caminata lleno de felicidad.
Sabe que día es y no le importa.
Porque junto a ella, cada día parece un domingo.
Su amada música.


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domingo, agosto 13, 2006

Preguntarse

Ha caminado mucho, demasiado tal vez y siempre queda algo más por recorrer.
Cuando siente sus pies cansados, simplemente flota y sigue su camino. Con su voluntad, puede lograrlo todo.
El lugar es imposiblemente grande. Incluso podría decir que nunca ha pasado dos veces por el mismo sitio.
Las personas son muy amables. Le ofrecen frutas, cuentan alegres historias y las sonrisas abundan.
El aire mismo esta lleno de felicidad.
The postal service suena no muy lejos con "The District Sleeps Alone Tonight", mientras unos niños parecen jugar al ritmo de la música.
En el cielo, los bellos dragones vuelan y forman figuras entre ellos.
En el suelo, no existen rastros de cemento o brea, solo el pasto verde y blando puede verse a kilómetros de distancia.
Gigantescos árboles habitan el mar. Coloridos peces voladores preparan sus nidos en ellos.
El sol nunca se esconde. La noche no existe.
Y la maldad ha sido erradicada, para siempre.
Pero dentro de su corazón y en su mente, una pequeña sensación le hace recordar.
Hace tanto que no recuerda, que no se pregunta nada. Las cosas están bien, todo funciona perfectamente. No hay hambre, ni dolor. No hay angustia, terror o tristeza.
Sin embargo esa sensación...
La idea cubre su pensamiento. Tiene que hacerlo.
Subir.
Y así lo hace. Vuela directo hacia arriba, mas allá del cielo, más allá de los dragones y las nubes, dejando atrás los árboles marinos y las amables personas.
Por primera vez, en mucho tiempo, se pregunta algo: "¿Y si subo, mas allá de todo?".
Mientras más arriba, más claridad, más recuerdos. Más velocidad.
Una poderosa luz brilla radiante en lo alto. Nunca antes la había visto, pero dentro suyo, sabe que es allí donde debe ir.
Justo cuando penetra en la luminosa forma, lo entiende.
Un segundo para comprenderlo todo y otro para olvidarlo.
Abre los ojos.
Y Despierta del coma.


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sábado, agosto 12, 2006

Promesa

Va a morir.
Lo sabe y no le importa.
Un solo pensamiento ocupa su mente: cumplir la promesa.
Trabaja duro para conseguirlo. La noche es su cómplice. El silencio le ayuda a pensar mejor.
Planea cada paso detenidamente. Nada puede dejarse al azar.
A veces, mientras arma los pequeños aparatos, una duda aparece fugaz. "¿Esta bien lo que estoy haciendo?". Solo recordar la promesa hace que las dudas se disuelvan en el viento.
"No hay vuelta atrás" -piensa- .
Recibe órdenes. Se le comunica el día en que se llevara a cabo la operación. No falta mucho, todo esta preparado.
Entonces, solo horas antes, prende la radio y la oye.
Es la voz de Tracy Chapman cantando "The promise".
De inmediato, su mente se inunda de recuerdos. Dolorosos, cercanos, terribles.
Ese día se estaciono donde siempre lo hacia. Su familia lo espero dentro del auto, mientras el compraba. Justo cuando volvía con las cosas, una fuerza invisible lo empujo hacia atrás.
En un segundo, el auto se volvió chatarra y las risas, quejidos.
Su mujer alcanzo a murmurar algo: "Prométeme que esto no será en vano".
Las palabras quedaron marcadas a fuego en su alma. Y frente a los cadáveres de su familia, entre el humo y el caos, lo prometió.
Ya es hora -le dicen- Mientras se seca las lagrimas, los demás suben el equipo a la camioneta. Finalmente, les entrega los aparatos.
El vehiculo arranca.
Las personas van ingresando al edificio cuando ellos aparecen. Disparan al aire y les explican a todos el poder de las bombas que portan y el porque de su venganza.
Un grito aterrador envuelve el lugar cuando uno de ellos presiona el botón.
Y por unos segundos, silencio.
"Las supuestas bombas que iban a ser utilizadas en el fallido atentado resultaron ser piezas inservibles de reloj junto con plasticina común y corriente. La policía continua investig...".
Apaga el televisor. Se levanta y camina hacia la ventana. Desde ahí puede ver la plaza del barrio llena de nuevos juegos para los niños. Un poco más allá la cancha en construcción esta casi terminada y justo frente a su hogar, el remodelado gimnasio acoge a los ancianos con variadas y entretenidas actividades.
Sabe que va a morir. Sabe que de una forma u otra averiguaran que utilizo el dinero del atentado para ayudar a la comunidad, para cumplir su promesa.
Lo sabe y no le importa, porque no hay nada que ellos puedan hacer para quitarle la paz que siente.
"No fue en vano" -Susurra con la voz quebrada- .
"Las amo".


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viernes, agosto 11, 2006

Increible

Hace más o menos cuatro años que lo tiene.
Lo descubrió casualmente, mientras se duchaba.
Visito doctores, y muchos, pero ninguno pudo darle una solución o una respuesta. "Nunca había visto algo así" repetían constantemente.
Termino aceptándolo y acostumbrándose, por un tiempo.
Otras cosas ocuparon su mente. Se sentía extraño. El tiempo paso y algunos habían cambiado, demasiado tal vez.
Incluso, el mismo se sentía distinto.
A veces recordaba los días antiguos, cuando los enojos no duraban ni siquiera hasta el día siguiente, cuando los problemas no eran en realidad problemas.
Cuando la gente no se acercaba interesada por dinero o éxito, sino por amistad y amor.
Pero los viejos días han pasado, el sabe eso. Y las cosas han cambiado.
Tal como ocurrió antes, termino aceptándolo y acostumbrándose, pero solo por un tiempo.
Escuchaba "Amazing" de Aerosmith cuando las cosas ya no dieron para mas, cuando se vio rodeado por objetos, pero solo. Cuando su vida comenzó a perder el sentido.
En ese instante, lo recordó.
Recordó el antiguo defecto que apareció en su nuca hace ya más de cuatro años: un trozo de piel con un pequeño agujero en medio. Con una mano lo toco y se impresiono al sentir cuanto había crecido. Media casi un centímetro y medio.
Se acerco al espejo y lo observo detenidamente, como nunca lo había hecho.
De pronto, sus ojos se abrieron y una mueca de sorpresa congelo su rostro.
E inmediatamente después, una sonrisa se dibujo en su corazón.
Y por increíble que fuera la opción, supo que tenía que intentarlo.
Tomo con cuidado el trozo de piel que nacía en su nuca y comenzó a deslizarlo suavemente hacia abajo, hasta el final.
Después, simplemente salio desde el interior.
Por eso se sentía distinto, por eso se sentía extraño.
Se había convertido en alguien más.
Un montón de piel yace ahora a su lado, arrugada como el recuerdo de lo que casi llego a ser.
Frente al espejo: el verdadero, el que se escondía bajo el disfraz.
Y una sola palabra sale de su boca al mirarse como quien era en verdad, como el que solía ser.
"Increíble".


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martes, agosto 08, 2006

Adios

No saber que pasa, no entender el sentido, el camino.
No sentirse parte de nada.
No saber que hacer.
Más de alguna vez deben haberse sentido así.
El lo siente, ahora mismo, o más bien no sabe que sensación lo domina.
Porque sabe muy poco. Porque hace tiempo que vaga perdido en el laberinto de la vida.
Aun no descubre una vocación, una señal que lo guié a través de los confusos pasajes.
Podría estar disperso, desarmado, pero en cambio, se siente unido, solo que no sabe a que.
El tiempo pasa y cada hora, día y semana la incógnita crece.
Y nada parece motivarlo lo suficiente, nadie parece saber que decirle.
La gente, las personas. Son muy difíciles, complicados. Demasiado odio, demasiado amor.
Como si les faltara equilibrio.
Por un momento piensa en la palabra. Hay algo en ella que le llama la atención.
El es humano, gente, persona. Pero los critica. No se siente parte de ellos.
Es así como la posibilidad hace su sorpresiva aparición.
Entonces decide no pensar y seguir a su interior.
Cierra los ojos, se concentra. Y cuando los abre, los sonidos de la ciudad lentamente comienzan a bajar en volumen, mientras su respiración, los latidos de su corazón y la voz de Annie Lennox cantando: "Into the west" llenan el espacio vacio.
Camina. Cada paso deja una huella húmeda. Las cuadras pasan veloces y sin saberlo se dirige al azul, que le llama.
Y empieza a sentirla. Cada vez más cerca. La respuesta.
La noche lo sorprende cuando la fina arena se cuela entre los dedos de sus descalzos y ya casi transparentes pies.
Lo siente, siente el llamado, las voces amistosas, familiares, parecen cantar entre las olas.
"Vuelve", le dicen. "Vuelve a ti, a nosotros".
"Vuelve a todo".
Solo ahora recuerda, y una sensación imposiblemente placentera lo cubre por completo.
Camina hacia el azul, humedeciendo a cada paso la silenciosa arena, sintiendo el líquido abrazo de lo que siempre ha sido, de lo que siempre será.
Equilibrio, tranquilidad, paz.
Y justo antes de dejar la conciencia junto a su ropa mojada sobre la arena, justo antes de mirar por última vez las luces de la ciudad y decir adiós, lo comprende.
El es parte de todo, como siempre lo ha sido, como siempre lo será.
Mientras su cuerpo se funde con el azul en preciosas gotas transparentes, mientras vuelve a ser lo que siempre fue, entiende que el elemento puede volverse humano y el humano elemento.
Y también entiende que es así como debe ser. Debemos descubrirlo por nosotros mismos.
La respuesta descansa en el interior de cada una de las cosas y personas que habitan el mundo.
Todo esta unido.


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martes, agosto 01, 2006

Dos

Cuando la noche llega, desde lo alto, el inspira con fuerza un aire un poco mas puro. Luego se sienta y saborea un chocolate mientras observa, desde lejos, la ciudad y sus luces.
Colores rojos y anaranjados tiñen la oscuridad.
Y en medio del silencio, un crujiente sonido entre sus dientes.
Ya no recuerda desde cuando hace esto, pero le encanta estar arriba. El viento, las luces, el chocolate.
Es uno con todo, uno con las sensaciones.
Este lugar, de noche, es su lugar.
Se prepara para dar una nueva mordida cuando oye algo: Un sonido familiar.
"Lejos, pero no tanto" -piensa- y camina sin hacer ruidos.
De pronto vuelve a oírlo. Ahora esta seguro, lo reconoce.
Un crujiente sonido.
Avanza unos pasos y la ve. Esta sentada, en lo alto. Come un chocolate mientras observa, desde lejos, la ciudad y sus luces.
El le habla. Ella se asusta al principio, pero pronto se tranquiliza.
Conversan, el se sienta a su lado y le pregunta que hace en ese lugar, a esa hora.
Su respuesta lo sorprende: "aquí, soy una con todo, una con las sensaciones".
No pasa mucho tiempo para que lo entiendan: Ambos vienen seguido a este lugar. Nunca se habían visto.
Aun no lo notan, pero ya han comenzado a dudar de las casualidades.
Hablan, discuten, se ríen. Y cada palabra que sale de sus bocas, cada sonrisa y mirada fugaz los acerca un poco más.
En el cielo, blancos destellos dejan marcas pasajeras en la cortina nocturna.
En el viento, delicados silbidos juegan y flotan sin orden ni plan.
En lo alto, dos.
Y abajo, en la ciudad, Beck canta: "Everybody's Gotta Learn Sometimes", pero ellos no lo oyen.
No allí, rodeados por la noche y las luces, unidos en un dulce beso.
Un beso con sabor a chocolate.



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