martes, noviembre 29, 2005

No hoy

Tiene problemas.
Pero no hoy. Hoy esta aquí y allá, caminando entre la gente.
Cerca suyo, niños juegan con camiones de plástico sumergidos en la tierra. Le recuerda su infancia. Esos inmejorables momentos de alegría que pocas veces ha vuelto a experimentar.
Incluso, no recuerda haberse preocupado por ser feliz. Simplemente lo era.
Tiene Pecados.
Pero no hoy. Hoy no tiene nada de que arrepentirse.
"El mundo ya tiene suficiente maldad, como para agregarle un poco mas", decía su padre, y esta de acuerdo. Sigue pensando igual.
Quizás, les enseñara lo mismo a sus hijos.
Por eso es que todo lo que ha hecho, ha sido sin esperar nada a cambio, ni recompensas ni castigos, pero a veces, aun cuando quieres hacer bien las cosas, no resultan como lo esperabas, entonces te preguntas: ¿Valió la pena?.
Se detiene por un momento mientras el fugaz sonido del aire lo rodea.
"Si, vale la pena", piensa seguro, y continua caminando.
Tiene amigos.
Pero no hoy. Hoy se encuentran lejos.
La distancia los separa, aunque solo físicamente, porque una vez que se vuelven a ver, hayan pasado dos años o veinte, la amistad sigue estando ahí, como en los viejos tiempos. Sin obligaciones ni promesas infantiles, solo amistad pura y simple. Después de todo, es una de las pocas cosas que seguirán siendo importantes aun mucho después de nuestras muertes.
No están aquí, pero sabe con seguridad lo que dirían. De pronto recuerda a Joe Purdy y su tema “Wash away”, y sonríe.
Ha llorado, si, pero ya no mas.
Necesita tener los ojos y el corazón limpios para no perder ni un solo detalle. Además, en ese lugar las lágrimas no existen, no allí.
Se ha sentido solo.
Pero no hoy. Hoy un mundo entero lo acompaña.
El amanecer lleno de alegría le recibe, como si lo hubiera estado esperando. Un discreto aire salino le da la bienvenida.
Lentamente, casi como una ceremonia, se saca su ropa, prenda por prenda, hasta que solo quedan el, la arena y el mar. El mismo mar que lo llama con el suave sonido de sus infinitas olas.
Tiene problemas, pecados, amigos, llantos y soledad.
Pero no hoy. Hoy esta aquí, dentro de un mundo húmedo, silencioso. Un mundo que lava y se lleva lejos cada sensación y cada pensamiento.
Un mundo que lava y se lleva lejos todo.
Al menos por un momento.


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martes, noviembre 22, 2005

Entrar

Entrar.
Me saluda, no porque me conozca, sino porque esas son las reglas. Saludar a cada cliente que ingrese al local.
Y es lo que soy, un cliente más, Pero eso puede cambiar.
Devuelvo las películas y de inmediato camino entre los estantes, como escondiéndome de sus ojos. Quisiera pensar que lo hago porque me esta mirando, pero claro, no es así. Ella sigue con sus labores y saluda a cada persona que entra.
Intento pensar en mi plan, ordenar lo que voy a decir, pero no puedo, así que escojo mirar las películas en la pared, quizás así me tranquilice un poco.
Cada carátula tiene impresa su cara, cada titulo es su nombre.
Su nombre, es lo único que se de ella, y ni siquiera me lo dijo, simplemente lo leí en el plástico que tienen todas las camisas de los que trabajan aquí.
Dicen que uno no elige de quien se enamora, bueno, aquí estoy, dándole la razón a quien lo haya dicho mientras simulo ver películas que , en realidad, no me interesan en lo mas mínimo.
Camino hacia un costado, con la mirada fija en la pared tapizada de cajas con todas las historias posibles, menos la mía. Pensando en lo que le voy a decir y si me atreveré a hablarle.
En el momento exacto en que pienso como armarme de valor, vuelvo a la realidad chocando con alguien. "Perdón" -digo- y ahí esta ella, justo a mi lado. Congelándome con su mirada misteriosa y su sonrisa imposible.
"Hola" -me dice-. "Yo te he visto, tu vienes por aquí seguido".
No se que responderle, balbuceo palabras que no recordare y le digo algo acerca de la promoción de mañana.
Ella me responde con la voz de los ángeles, le agradezco y sigue con su trabajo. ¿Yo?, camino hacia la salida.
Pero hay algo que no esta bien. Tengo que hacerlo.
Entonces me devuelvo y sin entender como, le hago la pregunta: "Mira, yo se que es un poco extraño, pero, he venido aquí algunos días y bueno... es raro, pero... quieres... ¿Tienes algo que hacer el viernes?. Yo conozco un buen lugar y podríamos, bueno, tu sabes, ir allá".
Ella me mira, pero sus ojos son opacos y ya no hay sonrisa alguna en su rostro.
"Este viernes tengo que estudiar, tu sabes, la Universidad".
"Entiendo. Bueno, tenia que intentarlo, ¿no?". Después de decir eso, Trato de regalarle una sonrisa y me voy.
La noche me acoge sin preguntas. "Al menos no me quede con la duda", pienso resignadamente y mientras me alejo ubico los audífonos en mis oídos. "James Blunt" suena con "High", pero no alcanzare a escuchar el tema completo, ni siquiera el inicio, porque ella ha salido de la tienda y ha llegado hasta donde estoy yo, solo para decirme: "¿Y el sábado?, el sábado estaría bien".
"Claro, el sábado esta bien" -le respondo- y el cuento termina con un final feliz.
Si, me gusta, creo que puede ser así. Tengo que intentarlo al menos.
Entonces respiro hondo y ahí esta ella, dentro de la tienda, como siempre.
¿Yo?, un poco nervioso, es cierto. Solo espero que todo salga como lo imagine aquí afuera.
Pero primero lo primero.
Entrar.


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lunes, noviembre 14, 2005

Te llevo...

El auto se detiene y la ventanilla del copiloto comienza a bajar.
La conductora le ofrece llevarlo y el acepta, después de todo, aun le queda mucho camino.
Como era de esperar, hablan.
El día se hace noche y las horas pasan de prisa gracias a la amena conversación. El se sorprende cuando escucha la profesión de quien conduce tranquila. Y le sonríe.
Inevitablemente aparece la música, esta vez con la forma de un viejo caset amarillo dentro de la radio del auto.
-¿Como se llama la canción?
-"Te llevo para que me lleves". Es de Gustavo Cerati. Recuérdala, dice ella.
El asiente con un poco de extrañeza.
El viaje continua Y ella le habla de lo increíble que es la vida, del azar y las personas. De que hay cosas que tienen que pasar.
Pero el no cree en el destino. Al menos en todo lo que ha vivido hasta ahora, no ha logrado encontrar ni una sola evidencia de que haya cosas que deban pasar.
Ella sigue sonriendo.
Y la religión y la política, y la familia y el deporte, y el amor. Los temas parecen ser inagotables.
Y esta la pregunta. Esa que el se ha guardado para el final del viaje. No la ha olvidado, pero aun falta un poco para llegar.
Brillantes estrellas se cruzan veloces a miles de kilómetros sobre sus cabezas. Son tantas que el mismo le pide detenerse un momento para poder observarlas en detalle.
A un costado del camino y sentados arriba del techo del auto con el fresco viento de la noche acompañándolos, disfrutan de un espectáculo inusual: Un río de luces iluminan el cielo nocturno. Cientos de pequeñas luces aparecen tan rápidamente como se extinguen.
Y el silencio es la música perfecta para este momento.
-¿Por que crees que este pasando esto?.
-Es lo que tiene que pasar, le responde ella con una misteriosa sonrisa.
Después de un rato, están de vuelta en la carretera. No pasa mucho tiempo para que el reconozca las casas y calles. Ya esta aquí.
Ella sigue las instrucciones y lo deja frente a un gran edificio blanco.
-Muchas gracias por todo. Pero hay algo que quiero preguntarte: ¿Fue en serio eso de tu profesión?, ¿de verdad eres Un oráculo?.
-Eso lo vas a responder tu mismo.
Luego de responderle, ella retomo nuevamente el camino. Poco a poco el auto comenzó a alejarse hasta perderse en la noche.
Durante los siguientes 2 meses no pudo sacarse de la cabeza esa respuesta. Solo pudo entenderla Cuando, 3 semanas después, volvió a ver a la conductora, esta vez mientras le daba primeros auxilios. Dentro de la ambulancia ella recupero el conocimiento por un momento. Abrió sus ojos y sonrió al escuchar una voz familiar: "tenias razón". "ahora entiendo lo de la canción".
"Te llevo para que me lleves", dijo el, y ella cerro los ojos, tranquila.


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lunes, noviembre 07, 2005

Cancion de buenas noches

El niño busca con la mirada por toda su pieza hasta que finalmente la fija en un armario.
"Se que estas ahí, no puedes esconderte de mi".
Las puertas del armario se abren y una amable risa es el prologo perfecto para la salida de su padre, desde el interior. "Tienes Razón", le dice el. "No puedo esconderme de ti".
Ellos juegan, las almohadas vuelan y sonoras carcajadas hacen eco entre las paredes. En este lugar el tiempo parece detenerse. Podrían jugar por siempre.
"¿Y como es el lugar?".
"Mira hijo, se supone que es un secreto, pero puedo decirte algo: es tranquilo".
"¿Y por que no puedo ir yo a visitarte?".
"Porque tu eres quien debe cuidar a tu madre, además me gusta sorprenderte".
"Pero siempre te descubro".
"mejor aun, así puedo seguir intentándolo”.
De improviso, una lágrima se desliza por la mejilla del pequeño.
"Pero... yo quiero estar contigo siempre. Solo puedo verte por las noches y cuando te vas, no puedo dormir, me siento solo."
"Lo se, pero las reglas son las reglas, tu sabes eso, lo hemos hablado. No estas solo, también tienes a tu madre."
"Si, pero quiero estar contigo siempre".
"Que no puedas verme, no quiere decir que no este junto a ti. ¿Puedes ver el aire?. No lo ves y sin embargo esta aquí, en este mismo momento junto a nosotros. Comprende hijo, ya es un gran esfuerzo poder venir hasta aquí cada noche, pero lo hago por ti."
El niño solloza y asiente con la cabeza. "Lo se".
Los ojos del padre brillan y mientras le seca las lagrimas, le dice: "No estés triste. Te diré que haremos: Cada noche, cuando deba irme y no puedas dormir, escucha La canción "Goodnight Song", es de un grupo llamado "Tears for fears".
"Esa es tu canción favorita Papa".
"Mas que eso. Es una canción de buenas noches".
El pequeño recibe un beso de su padre en la frente y lo ve adentrarse al oscuro armario. Justo cuando las puertas del mismo se cierran, la del cuarto se abre dejando a la vista la cabeza de su madre que se asoma. Ella le habla.
"¿Que haces?, escuche ruidos".
"Canto", le dice el niño, con los ojos humedecidos y una sonrisa llena de amor. "Canto una canción de buenas noches".


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