martes, junio 27, 2006

Volver

Un nuevo cumpleaños ha llegado.
¿Tanto tiempo ha pasado ya?, tantas experiencias, tantas personas.
Tanta vida.
La melancolía llena el cuarto mientras le quita el polvo a un viejo álbum lleno de fotografías.
Las revisa minuciosamente, una por una, y de sus ojos las lágrimas aparecen espontáneas, calidas. Algunas caen en los antiguos trozos de recuerdo.
Lugares, situaciones, amigos, amores. Todo se mezcla en su cabeza. Los recuerdos se agolpan y avanzan como una avalancha.
Hace años que esta lejos de casa, lejos de los que quiere, de los que conoce.
Hace años que quiere volver.
Busca entre las cajas por más recuerdos, y los encuentra. Un disco casi olvidado suena ahora gracias a la moderna tecnología. Es Violeta Parra con "Volver a los 17".
No se resiste. Cada minuto que pasa oleadas de recuerdos ocupan su mente.
Cada acorde, cada cuerda, cada palabra le acerca más a la idea en su cabeza.
"Volver".
Entonces lo decide. Recorre el departamento desconectando los teléfonos. Apaga su computador y concluye los pendientes. Ordena todo por última vez.
No hay necesidad de despedirse, el lo sabe y sonríe.
Todo esta listo.
Entra al cuarto. Deja la puerta abierta y se sienta en la cama.
Entre sus manos el álbum parece brillar, las fotografías parecen emocionadas.
Desde el interior, el departamento parece iluminarse con nostálgicos tonos sepias.
¿Y el cielo?, el cielo es rojo, por pocos minutos.
No pasara mucho tiempo para que alguien note su ausencia, entre a su departamento y encuentre tirado sobre la cama un álbum lleno de viejas fotografías.
A el nunca lo encontraran, porque ya ha vuelto. Esta donde siempre ha querido estar.
Feliz.
Jugando con sus amigos, compartiendo con sus padres y hermanos, besando a su primer amor.
No hay trabajo, solo escuela, no hay odio, solo cortos enojos, no hay hipocresía, ni deslealtad. No hay traiciones ni decepciones.
Es solo el, en los mejores momentos de su vida. Es el a los 17 y a los nueve, a los once y a los cinco.
Es el, como siempre había querido estar.
Ha vuelto.
Nunca lo encontraran, a menos que revisen dentro del polvoriento álbum y observen con cuidado la fotografía de un niño feliz.
Un niño que le sonríe a la cámara.


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martes, junio 20, 2006

Copa

Supermercado. Ocho con cuatro minutos.
¿Típica música latosa?, para nada. Por los parlantes suena UB40 con la tranquila melodía de: "Bring Me Your Cup".
El, eligiendo el pan.
Ella, con dos amigas, comprando queso.
Tan solo imaginen la situación: No se conocen. A pesar de vivir relativamente cerca, no se habían cruzado ni una sola vez.
Hasta ahora.
A menos de dos metros de distancia sus miradas chocan y lo demás no importa. Es como si el tiempo se detuviera y no hubieran pasado solo tres segundos. Claro, suena gastado, pero así lo sienten.
Sus amigas lo notan y ríen. Ella se pone nerviosa, el sonríe.
Pero siguen su camino, como si nada hubiera pasado.
¿Pueden creerlo?. ¿Como es posible que no hagan nada al respecto?, ¿como es posible que dejen pasar su felicidad teniéndola tan cerca?.
Bueno, después de todo son capaces de cosas mucho peores.
Por eso estoy aquí, para hacer mi trabajo.
El azar los une en la salida al mismo tiempo (tengo mejores nombres para eso), es entonces cuando entro en acción. Distraídamente choco con ella y las bolsas caen. ¿Sus amigas?, recibieron llamadas al unísono en sus celulares y se alejaron por un momento. El momento necesario para que el, caballerosamente, le ayude.
Eso es todo lo que necesitan, un pequeño empujón.
Antes de despedirse ya han intercambiado números de teléfono y correos electrónicos.
Y se van felices, ambos lo disimulan, pero se sienten más livianos.
Trabajo terminado. De aquí en adelante es cosa de ellos.
Paso el resto del día afinando detalles. Y es que este trabajo no termina. Siempre hay un par más.
Sentado en el café, descanso un momento. El mundo ha cambiado, mi labor no.
¿Puedes traerme una copa? -le pregunto a la mesera-. Ella asiente y se va.
Eso si, he sabido adaptarme a los nuevos tiempos, ¿o creían que iba a andar toda la vida con pequeñas alas en la espalda?. Cambie el arco y las flechas por anónimas y precisas llamadas a celular y distraídos choques con "extraños".
Azar planificado, me gusta esa frase.
Cuando la mesera vuelve, un cliente imprudente pasa rápido por detrás haciéndole perder el equilibrio y quebrando la copa, justo en mi mesa.
"Lo lamento" -dice ella- "fue mi culp...".
No logra terminar la frase, porque se ha quedado atrapada en mis ojos, al igual que yo en los suyos.
"Al fin" -digo en voz baja-.
"Vacaciones".


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martes, junio 13, 2006

Bendicion

Ella camina, distraída por la vida. A ratos el viento la empuja y la dirige por sus misteriosos caminos.
Sin duda es feliz, pero lo será aun más. Es solo que no lo sabe aun.
Poco falta, porque no muy lejos de ahí, El también camina.
Y se acerca.
El mira hacia el cielo, extrañamente nunca tropieza ni choca con los demás, Tampoco le atropellan ni tiene dolores en su cuello. Solo camina mirando hacia arriba embobado con el azul sin límites.
Sin duda es feliz, pero lo será aun más. El, claro, aun no lo sabe.
Los extraños avanzan, mientras el azar se encarga de que escuchen "Cuando te beso" de Juan Luis Guerra.
Ella ve mucho más allá que la mayoría. Los edificios, grises para el resto, están coloreados por un pequeño infante en tonos rojos y amarillos a través de sus ojos.
La sonrisa en su cara es contagiosa. Cada persona que pasa a su lado no puede evitar sonreírse aunque sea por un tímido segundo. No saben por que lo hacen, sin embargo, les da un momento de alivio.
No muchos lo notan, pero el pasto se hace más verde a medida que sus pies descalzos lo tocan.
¿El?, el ya no mira a las personas, le parecen poco interesantes, aburridas. Hay tanto por ver, oler y escuchar, que no vale la pena gastar el tiempo en esas desteñidas formas rectangulares que le rodean. No cuando basta con mirar hacia arriba para encontrar un océano de aire capaz de formar con sus nubosas olas figuras imposibles y recuerdos olvidados.
Aprovecha el tiempo mirando al cielo, donde esta todo lo que necesita.
Ella y el, siguen el camino esmeralda de la vida. La hierba se mueve, el viento se agita, las aves vuelan y cantan sin descanso, el sol ilumina con mas fuerza y algunos se detienen sin saber porque.
En ese preciso instante, ocurre.
Ambos se dan cuenta de la existencia del otro. El baja la mirada por primera vez en demasiado tiempo, ella ya no esta distraída.
Dejan de caminar. Están frente a frente.
Solo entonces se dan cuenta de lo que les faltaba. Se miran a los ojos, pero ven lo mismo.
Las nubes se mueven. En otro cielo, las estrellas se prenden y fugaces cometas pintan la inmensa oscuridad.
Aquí, ellos se besan rodeados por veloces colibríes. Unidos en un abrazo monumental, se vuelven un solo ser.
Los demás se llenan de colores, y miran, y ríen, y lloran. Las lágrimas caen pero no contienen tristeza, solo melancolía o nostalgia.
O Amor.
Ellos se besan, ellos se abrazan, ellos se aman. Y el mundo lo nota.
Nadie sabe a ciencia cierta por que ocurre esto. Por que cada día, al despertar, ambos olvidan que se conocen. Por que cada día, estén donde estén, terminan por encontrarse.
Por que poseen esa mágica bendición llamada amor.


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martes, junio 06, 2006

El fin

Ya es hora.
Los edificios comienzan a caer, el fuego lo consume todo, sin predilectos. El viento golpea con fuerza.
Al parecer, el mundo se termino.
Veo las palmeras danzando en el aire. Salen disparadas hacia el cielo.
La tierra se abre, y parece estar hambrienta. Traga autos, casas... Y si, personas.
Gritos estridentes, insultos, rabia, El desespero se instalo en este lugar.
Algunos sacan armas. Disparan sin puntería y matan a los que aman.
Todo esto con "All mine" de Portishead como música de fondo. Adoro ese tema.
¿Que paso?, ¿como pudo ocurrir algo así?.
Ah claro, la fecha.
Seis del seis del dos mil seis. Y decían que nada pasaría. Ni yo mismo lo creí, sin embargo allá afuera esta la prueba: Caos, confusión, desesperanza, miedo, rabia.
¿Quien es el incrédulo ahora?, ¿quien osa burlarse del poder demoníaco?.
Por supuesto, nadie me responde.
Pero... ¿Porque a mi no me afecta?, todos mueren, lloran y suplican, pero yo estoy...
No alcanzo a terminar la frase cuando las siento, en la espalda. ¿Alas?, pero no hechas de suaves plumas, sino de algo parecido a membranas, oscuras y tétricas.
Soy yo, el causante de todo.
Soy el anticristo.
Entonces ocurre.
Las palmeras dejan de volar y se ubican fugaces en sus lugares de origen, junto a sus raíces. El fuego se extingue súbitamente, el viento desaparece y en su lugar una suave brisa acaricia el mundo.
Los edificios se construyen tan rápidamente como fueron derribados.
El mundo retrocede en el tiempo, como si alguien hubiera presionado el botón rebobinar.
Veo todo una vez mas, pero al revés.
Yo mismo cambio con el mundo. Mis alas se quiebran y caigo en una cama, mi cama.
No, no estoy soñando.
A un costado puedo ver a mama, parece preocupada. Junto a ella, un desconocido vestido de blanco.
Se ven borrosos. Poco a poco la visión vuelve a la normalidad.
Estoy en casa, en mi cama, con mi madre.
La fiebre ha cedido.
Mama le agradece al medico y mientras lo acompaña a la salida en la televisión hablan del estreno mundial de la película: "La profecía".
Quien lo diría, después de todo las predicciones eran correctas, El anticristo si llego el seis seis seis.
Pero a una sala de cine.


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