jueves, noviembre 23, 2006

Una sola luz

El vehiculo destrozado, fierros retorcidos y humeantes. Un silencio de muerte.
Hace un minuto, en la radio sonaban The Wallflowers con: "One Headlight". Sus mas grandes amores iban sentados junto a el. Dormian tranquilos, despreocupados. Le dedicó una breve mirada a su compañera, cuando, por el rabillo del ojo, vio como una veloz sombra se cruzo.
Dieron dos vueltas en el aire, antes de aterrizar boca arriba.
Solo el sobrevivio.
Dicen que fue un milagro. El prefiere llamarlo castigo. Se siente culpable por detener las vidas de los que tanto amaba, se siente culpable por la breve mirada.
Desde su departamento, la ventana se ve tentadora, pero sabe que no lograría nada. No puede traerlos de vuelta.
"Traerlos de vuelta, un trueque" -piensa-.
En ese instante lo decide. Sabe que no pueden volver, pero tiene que intentarlo.
Toma las fotos. Cada imagen en la que ellos aparecen es un camino, una forma de llamarles.
Las toma y lanzandolas hacia arriba, emprende un intento desesperado, un llamado, para quien quiera oirlo. Una plegaria.
Y apretados contra su pecho con fuerza, dentro de un delgado y diminuto rectangulo, sus mas grandes amores.
Una lluvia de imagenes, silencio y finalmente, susurros.
"Por favor, por favor..."
Oscuridad.
Solo el y la oscuridad, hasta que, lentamente, sus ojos comienzan a abrirse.
Estan a su lado, sus grandes amores. Todo lo que imagino, todas las sensaciones de dolor y culpa, todo en un segundo de inconciencia, todo como podria ser, pero no sera.
En su rostro se dibuja una leve sonrisa, porque, en algun lugar, alguien le oyo.
El vehiculo destrozado, fierros retorcidos y humeantes.
En su interior, tres luces.
Y sola una se apaga.


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martes, noviembre 14, 2006

Segunda aparicion (advertencia)

Infierno congelado, asi soliamos llamarle. La razon es evidente: rafagas de viento helado, temperaturas bajo cero, y por encima de todo; blanco y frio. No importa hacia donde miraras, todo era blanco y frio.
Yo no naci buscando ese trabajo, no era mi vocacion ni disfrutaba haciendolo, pero tenia que comer y lo acepte.
Ahora lo veo claro, fuimos unos bastardos, no puedo creer que hicieramos algo asi, durante tanto tiempo.
Pero lo hicimos y me arrepiento. Lamento profundamente esos tres años, lamento todas las victimas. Soy un asesino y no hay nada que pueda hacer para devolver las vidas que robe.
¡Ah!, ese dia. Lo recuerdo todo detalladamente. Bajamos del barco y seguimos las huellas. Estaban ahi, agrupados, protegiendose del frio sin saber que iban a morir de todas formas.
Nos acercamos. Mi grito dio inicio a la matanza. Algunos disfrutaban al golpearlos, podia verlo en sus caras.
Entonces, cuando una docena de cadaveres inmoviles yacian a nuestros pies, algo zurcó el aire.
El viento mas helado que jamas sentimos nos envolvio. Nos azotaba con fuerza, con rabia.
Nos cubrimos los ojos. La fugaz tormenta cedio de repente y alli, en medio de los animales, la vimos.
Una mujer.
Estaba desnuda. Su largo y blanco cabello le tocaba los talones. Su piel era casi transparente y sus ojos, ¡dios mio sus ojos!. No tenian pupilas, pero sentiamos su mirada hundiendose en cada uno de nosotros. Una mirada amenazadora y furiosa, lo mas aterrador que haya visto nunca.
Las armas cayeron a la nieve. Lagrimas congeladas y suplicas de piedad se multiplicaban sin fin.
No lo entendi hasta que me miró fijamente. Sus ojos se clavaron en los mios y durante tres segundos pude sentir a los animales, pude experimentar su dolor, aungustia y miedo, su sorpresa.
Esos segundos parecieron durar años.
Y cuando estabamos arrodillados, temblorosos y listos para morir, ella desaparecio en medio del viento, en medio del frio.
Enterramos los cuerpos de nuestras victimas. Regresamos al barco. Nadie pronuncio una sola palabra.
Nunca volvimos a hacerlo. Algunos se volvieron vegetarianos, supe de un par que termino suicidandose y otros, como yo, nos decidimos a contar la historia.
Aun hoy, puedo sentir el dolor de cada criatura a mi alrededor. Aun hoy, con los ojos cerrados, siento su mirada aplastandome, castigandome, pero por sobretodo, advirtiendome.
En el humilde cuarto, una radio suelta los sonidos de John Debney y su creacion: "Mary goes to Jesus", parte de la banda sonora de La pasion de Cristo. En ese mismo lugar, el periodista apaga su grabadora y pregunta.
- "¿Cual es la advertencia?".
Una lagrima cayendo por la mejilla del entrevistado es su unica respuesta.


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martes, noviembre 07, 2006

Nostalgia

Curiosidad, asi es como llego hasta aqui.
Conocer el otro lado. La idea sacudia su cabeza una y otra vez. La distancia azul lo mantenia separado del sueño. Pocos lo habian intentado, menos habian vuelto y regresaban distintos, con los ojos frios, con la memoria dispersa. Incluso algunos perdian la esencia.
Intentaron disuadirlo de su viaje, pero estaba decidido. Se iria esa misma tarde.
Cuando la nave partio lo despidieron con pena. Sabian que tal vez nunca volveria. Pero una esperanza quedo entre ellos justo antes de que el diminuto punto desapareciera en el horizonte.
La curiosidad lo trajo hasta aqui y por breve tiempo disfruto entendiendo la vida del otro lado. Conocio la maldad. Y la envidia, el odio y la desesperanza, pero tambien el amor, la amistad y la fe.
En ocaciones, una pequeña flor brotaba de entre sus dedos. Su esencia seguia alli, pero cada vez mas debil.
Quiso intentarlo. Quiso darle una oportunidad a este lugar, aun cuando dentro suyo, una fuerza monumental crecia y dibujaba en su mente una poderosa palabra: Volver.
Siguio viviendo su sueño por un tiempo, pero la nostalgia pudo mas.
Los delicados acordes de: "Memory of Fanelia" de la compositora Yoko Kanno, para la serie animada Escaflowne, le rodeaban y aumentaban su melancolia, mientras observaba la distancia azul que una vez mas lo mantenia separado, esta vez, de su hogar.
Fue entonces que su cuerpo se prendio, como si una luz interior volviera a encenderse despues de mucho tiempo.
Y ahi, con las decenas de pequeños lagartos y flores que aparecieron a su alrededor junto con el regreso de la esencia, comprendio lo que debia hacer.
En la orilla, un pequeño grupo observa el ir y venir de las olas. Lentamente comienzan a retirarse, hasta que una solitaria silueta queda, con la mirada fija en el horizonte, con la mirada fija en el diminuto punto que mancha el sol del atardecer.
El punto crece cada vez mas, al igual que la certeza de quien ahora sonrie mientras sus pies se hunden en la arena.
Sabia que el volveria. Lo supo el mismo dia en que partio, cuando la esperanza quedo entre ellos, en el momento en que, por solo unos segundos, el viajero se volteo para echar una ultima mirada a su querido hogar.

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