lunes, agosto 11, 2008

El tiempo corriendo

Lo conoció hace exactamente seis meses. Es un gordito que come dulces y chocolates el día entero.
Aun recuerda la primera vez en que lo vio mirando una puesta de sol mientras devoraba sus golosinas. Se le acerco, pues parecía casi hipnotizado y una vez a su lado, noto que estaba llorando. Pero no parecía triste, más bien estaba emocionado.
Le pregunto si estaba bien y comenzaron a conversar. El sol se marcho y las estrellas cubrieron el cielo, hasta que dejaron de hablar. El le dijo que desde ese día, ya sabia donde encontrarle.
Y así fue, cada vez que ella llegaba a su casa, pasaba por allí y lo veía contemplando la huida del sol. Y conversaban y las cosas estaban bien.
El tiempo paso y cada vez hablaban más. Las discusiones se hacían interesantes a medida que pasaban de un tema a otro. Casi ningún tópico quedo sin revisar, excepto ellos.
Eran perfectos extraños, ninguno sabía el nombre del otro, ni donde vivían, ni nada de sus vidas personales. Ni tampoco se lo cuestionaban, hasta hoy.
Hoy han pasado seis meses y ella esta ahí, sentada. Esperando sentir el aroma de chocolates, pero nada sucede.
Esta a punto de retirarse cuando siente el azúcar en el aire. Se voltea y lo ve llegando, como siempre, con sus preciados alimentos en las manos.
Han pasado seis meses y ha engordado mucho, tal vez demasiado. Por primera vez en todo ese tiempo, ella le dice cuan preocupada esta por su salud. Que tal vez debería dejar de comer un poco.
El la mira con ternura. La invita a caminar y le cuenta una historia.
"Algún tiempo atrás, un joven tuvo un extraño sueño. Soñaba que corría sin parar por hermosos campos verdes, donde el viento era el único habitante. Y continuaba corriendo, hasta alcanzar el mar y seguía su carrera sobre el, avanzando tan rápido que no se hundía en el agua y dejando una estela de cientos de miles de gotas cayendo como lluvia a su paso. Cada cierto tiempo sus pies sentían la arena de las islas que fugazmente atravesaba. Hasta que llego a un lugar, donde lentamente bajo la velocidad y fue acercándose a una ciudad ubicada entre el mar y el desierto. Una ciudad como nunca había visto antes. Finalmente se detuvo por completo en una de las playas.
Podía oler la sal en el aire y sentir la brisa marina en su cara. Era un sueño maravilloso, pero sabia que tenia que despertar, así que intento abrir los ojos una y otra vez, hasta que entendió lo que sucedía.
Siempre estuvieron abiertos".
Ella lo mira sorprendida. No entiende que tiene que ver esa historia con lo que hablan. Pero antes de que alcance a preguntarle, el le responde.
"Ese joven, al saber cuanto tiempo fue evitado en su gran viaje, comprendió el porque de su ahora delgada figura. De alguna forma, el esfuerzo realizado consumió casi toda el azúcar de su cuerpo y lo dejo en los huesos. Es por eso que el joven, ha estado consumiendo grandes cantidades de azúcar durante seis meses, para recuperar y sobrepasar su peso anterior, y así, correr una vez mas".
Cuando el termina de hablar, están en la playa. Desde uno de los puestos alrededor, se puede oír el tema: "Rose and Bernard", parte de la banda sonora de la segunda temporada de Lost.
- "¿Entonces, ahora volverás a tu hogar?". Ella pregunta con lágrimas en los ojos, ahora que ya lo entiende todo.
- "No, hay otros lugares que visitar antes".
Un sincero abrazo los une por un momento. y no necesitan nada mas. Ni nombres, ni hasta prontos.
Su última mirada es la única despedida posible.
El obeso joven se acerca a la orilla con dificultad. Sus pies tocan el agua y después de tomar una gran bocanada de aire, se pone en posición para comenzar a correr.
Y después de un sonido parecido al de un trueno, desaparece, Mientras una breve lluvia baña la playa.
Ella se queda allí por unos segundos, hasta que la lluvia acaba. Entonces se da cuenta de que tiene algo su mano.
Es un dulce recuerdo envuelto en papel plateado.


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lunes, julio 28, 2008

Un año

La noche aquí esta llena de silencio. No hay nadie en las calles, a pesar de que es verano y época de vacaciones. No importa si llueve o si hay un clima agradable. Las calles siempre están desiertas.
¿Donde esta la gente?. ¿Donde están las decenas de personas que viven a su alrededor?. En sus casas. Sentados frente a un monitor, ya sea de televisión o de computadora.
¿Cuando nos volvimos robots?, ¿cuando perdimos el sentido de estar vivos?.
El mundo se ha vuelto un lugar muy, muy frío.
No, no es el mundo. Es este lugar. ¡Dios!, ¿ha vivido tanto tiempo aquí que ya empieza a pensar como ellos?, ¿de verdad cree que es este país todo el mundo?.
Pues no lo es. El mundo es algo inmenso, demasiado grande para entenderlo con sus delicadas mentes. Hay mucho que conocer aun, mucho que descubrir. Muchas cosas por vivir esperan allí adelante. El camino nunca acaba.
Dejaremos de gastar el tiempo frente a pantallas. Dejaremos de querer dinero y poder. Dejaremos de comprar por diversión o por impresionar al resto. Dejaremos de ser lo que somos y volveremos a ser lo que fuimos, lo que debemos ser.
No sucederá hoy, ni en un mes. Probablemente ni siquiera estará vivo para presenciarlo. Pero, de alguna forma, en su interior sabe que así será. Es una cosa mas fuerte que la corazonada o intuición, es una certeza.
La noche aquí esta llena de silencio. No hay nadie en las calles, excepto el, que en estos momentos deposita un tacho lleno de basura frente a la casa. Mañana temprano pasaran a recogerla, pero nadie los vera, como nadie lo ve a el ahora. Ha hecho esto cientos de veces y hoy se detiene a mitad de camino mientras regresa. Hay algo en el aire.
Desde algún rincón de su memoria un tema comienza a escucharse. Es "Over the horizon" parte de la banda sonora del anime Rurouni Kenshin. El solitario violín entrega una hermosa y melancólica melodía.
Mira hacia los lados. Las casas tienen las luces prendidas, pero es imposible saber si alguien vive en ellas. Nunca los ha visto.
La música avanza cuando una idea aparece en su mente. El viento fresco choca suavemente contra su cara, como invitándolo a voltearse. Y así lo hace. Se aleja de la casa y mira a su alrededor.
Se mantiene inmóvil. Antes, hace mucho, no lo hubiese dudado ni un segundo. Pero ha crecido, ya no puede negarlo. Ahora lleva una carga invisible en sus hombros. Una que nunca tuvo antes de llegar aquí.
¿Tanto tiempo ha pasado?.
No importa cuanto, mientras se recuerde el porque. Mientras se siga valorando el sentido, el regalo de estar vivo.
Cuando deja de sentir el peso en su espalda entiende que ya es hora. Mira hacia un costado, en donde acaba de dejar la carga de las responsabilidades.
Y mira hacia atrás, donde están los que no comprenderán la decisión. Los que no entenderán lo mucho que necesitaba volver.
Una última mirada llena de emoción es su despedida. Entonces da el primer paso, el mas difícil.
Y se interna en el camino que nunca acaba, sin destino, sin otra dirección más que seguir adelante. Sin otra intención más que vivir y ser feliz.
Los ojos le brillan, pero las lágrimas caen en su sonrisa.
Regresara en un año, para explicar lo necesario y decirles adiós por última vez. Solo entonces comprenderán la decisión. Entenderán lo mucho que necesitaba volver.
Volver, una vez más, a su viejo y querido mundo.

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jueves, marzo 06, 2008

Saltar

El viento se mueve entre ambos con fuerza. En cualquier momento podría ocurrir. Las luces brillan lejanas. Solo están ellos, el silencio y la noche.
Recuerda los momentos duros, cuando quedo petrificado y no pudo articular palabra alguna. Cuando no fue capaz de hacer nada.
Fue hace unos días que vio esa luz extraña en sus ojos. Pregunto, pero solo recibió respuestas evasivas, frases escuetas que buscaban desesperadamente cambiar el tema de conversación. El no se preocupo al principio, pero con cada día que pasaba, la luz de sus ojos se hacia mas brillante.
Le sugirió visitar a un doctor, pero ella reacciono enfadada. Que no era asunto suyo, que no fuera entrometido, y una puerta cerrada de golpe fue el fin de la discusión.
Intento llamarla al teléfono móvil, visito a sus amigas, recorrió los lugares donde podría encontrarla. Pero nada dio resultado. Finalmente volvió a casa, angustiado sin saber que hacer. Mientras buscaba la llave, desde el otro lado de la puerta oyó un leve sollozo.
Era ella. La vio de espaldas, sentada en el suelo, tapándose la cara con ambas manos.
"¡No te acerques!", le ordeno, al escuchar sus pasos. "Déjame sola, nadie puede verme así". Se levanto sin dejar de cubrirse la cara.
Fue entonces cuando lo vio.
Un resplandor que salía desde la ventana. Una luz potente intentando ser apagada. Un brillo que amenazaba con llegar hasta ellos.
Corrió y rápidamente la abrazo, ubicando su espalda contra los vidrios, a modo de protección. Solo ahí entendió que la luz no venia desde fuera de la ventana, sino que se reflejaba en ella. Vio su pecho iluminado y una luz blanca escapar entre los dedos de quien abrazaba.
Estiro los brazos y la sujeto de los hombros. "Mírame", le dijo. Ella se volteo y dándole la espalda se quito las manos de la cara.
El cuarto completo se encendió como si fuese de día.
Pasaron algunos minutos antes de que la luminosidad bajara y sus ojos dejaran de emitir la misteriosa luz. El estaba en el suelo, pestañeando y viendo pequeñas imágenes caleidoscópicas danzar en frente suyo. Se le acerco: "¿ahora entiendes, porque nadie puede verme?. Y aun con una estela blanca en sus pupilas se alejo lentamente saliendo hacia la calle. El se levanto, desorientado, con flashes confundiendo su realidad. No podía fiarse de su visión, al menos no por algunos momentos, entonces sus parpados se cerraron y concentro toda la atención en lo que oía y tocaba. Salio del departamento Y pudo haber tomado el camino equivocado de haber visto las zapatillas que yacían en los peldaños inferiores, pero un sonido familiar le guió escaleras arriba, hasta la azotea.
Fueron minutos de un desesperado ascenso con múltiples tropiezos y caídas, pero una vez arriba, sus ojos escaparon de dolor y pudo confiar en ellos nuevamente.
Una silueta balanceada por el frío de la noche. Eso fue la primera imagen que pudo distinguir. Su visión se aclaro mientras se acercaba lentamente hacia el borde, hacia ella.
"¿Que estas haciendo?".
"Tu no lo entiendes", respondió la temblorosa voz. "No es solo una simple luz. Cada vez que miro a los ojos de otra persona, puedo leer sus pensamientos. Puedo saber exactamente lo que esta pensando. Y he visto muchos ojos, sin querer. Es terrible. No sabes la maldad que hay en sus mentes, la oscuridad que cargan en sus almas. La humanidad es muy cruel. Tu no tienes idea...".
De improviso sus lágrimas se prenden y la interrumpen mientras caen dejando suaves estelas visibles por algunos segundos.
"No, tu no lo entiendes. Tu no has visto lo que yo, por eso no puedes ver que este es el único camino posible para mi".
"Adiós".
Se gira y enfrentándose al vacío levanta sus brazos, tomando un último y gran respiro. El la ve de espaldas. Sabe que esta equivocada, sabe que debe detenerla, que puede hacerlo. Recuerda los momentos duros, cuando quedo petrificado y no pudo articular palabra alguna. Cuando no fue capaz de hacer nada.
No volverá a ocurrir. No más.
Y de sus labios, una frase le abandona la garganta.
"Mi mente".
El viento se mueve entre ambos con fuerza. En cualquier momento podría ocurrir. Las luces brillan lejanas. Solo están ellos, el silencio y la noche.
"¿Puedes leer mi mente?", le pregunta.
Los ojos llenos de luz miran a otros más brillantes aun. Y sus pensamientos se hacen uno.
"No me importa si a ti no te importa, porque yo no brillo si tu no brillas. Antes de saltar, ¿puedes leer mi mente?". "Read my mind" de The killers, es la letra de la canción que ahora habita en sus cabezas.
Y ella salta. Salta dejando atrás el abismo y las lejanas luces. Salta hacia los brazos de quien la recibe con un beso potente, mágico.
Al igual que la luz en sus ojos.


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