lunes, julio 28, 2008

Un año

La noche aquí esta llena de silencio. No hay nadie en las calles, a pesar de que es verano y época de vacaciones. No importa si llueve o si hay un clima agradable. Las calles siempre están desiertas.
¿Donde esta la gente?. ¿Donde están las decenas de personas que viven a su alrededor?. En sus casas. Sentados frente a un monitor, ya sea de televisión o de computadora.
¿Cuando nos volvimos robots?, ¿cuando perdimos el sentido de estar vivos?.
El mundo se ha vuelto un lugar muy, muy frío.
No, no es el mundo. Es este lugar. ¡Dios!, ¿ha vivido tanto tiempo aquí que ya empieza a pensar como ellos?, ¿de verdad cree que es este país todo el mundo?.
Pues no lo es. El mundo es algo inmenso, demasiado grande para entenderlo con sus delicadas mentes. Hay mucho que conocer aun, mucho que descubrir. Muchas cosas por vivir esperan allí adelante. El camino nunca acaba.
Dejaremos de gastar el tiempo frente a pantallas. Dejaremos de querer dinero y poder. Dejaremos de comprar por diversión o por impresionar al resto. Dejaremos de ser lo que somos y volveremos a ser lo que fuimos, lo que debemos ser.
No sucederá hoy, ni en un mes. Probablemente ni siquiera estará vivo para presenciarlo. Pero, de alguna forma, en su interior sabe que así será. Es una cosa mas fuerte que la corazonada o intuición, es una certeza.
La noche aquí esta llena de silencio. No hay nadie en las calles, excepto el, que en estos momentos deposita un tacho lleno de basura frente a la casa. Mañana temprano pasaran a recogerla, pero nadie los vera, como nadie lo ve a el ahora. Ha hecho esto cientos de veces y hoy se detiene a mitad de camino mientras regresa. Hay algo en el aire.
Desde algún rincón de su memoria un tema comienza a escucharse. Es "Over the horizon" parte de la banda sonora del anime Rurouni Kenshin. El solitario violín entrega una hermosa y melancólica melodía.
Mira hacia los lados. Las casas tienen las luces prendidas, pero es imposible saber si alguien vive en ellas. Nunca los ha visto.
La música avanza cuando una idea aparece en su mente. El viento fresco choca suavemente contra su cara, como invitándolo a voltearse. Y así lo hace. Se aleja de la casa y mira a su alrededor.
Se mantiene inmóvil. Antes, hace mucho, no lo hubiese dudado ni un segundo. Pero ha crecido, ya no puede negarlo. Ahora lleva una carga invisible en sus hombros. Una que nunca tuvo antes de llegar aquí.
¿Tanto tiempo ha pasado?.
No importa cuanto, mientras se recuerde el porque. Mientras se siga valorando el sentido, el regalo de estar vivo.
Cuando deja de sentir el peso en su espalda entiende que ya es hora. Mira hacia un costado, en donde acaba de dejar la carga de las responsabilidades.
Y mira hacia atrás, donde están los que no comprenderán la decisión. Los que no entenderán lo mucho que necesitaba volver.
Una última mirada llena de emoción es su despedida. Entonces da el primer paso, el mas difícil.
Y se interna en el camino que nunca acaba, sin destino, sin otra dirección más que seguir adelante. Sin otra intención más que vivir y ser feliz.
Los ojos le brillan, pero las lágrimas caen en su sonrisa.
Regresara en un año, para explicar lo necesario y decirles adiós por última vez. Solo entonces comprenderán la decisión. Entenderán lo mucho que necesitaba volver.
Volver, una vez más, a su viejo y querido mundo.

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