martes, noviembre 14, 2006

Segunda aparicion (advertencia)

Infierno congelado, asi soliamos llamarle. La razon es evidente: rafagas de viento helado, temperaturas bajo cero, y por encima de todo; blanco y frio. No importa hacia donde miraras, todo era blanco y frio.
Yo no naci buscando ese trabajo, no era mi vocacion ni disfrutaba haciendolo, pero tenia que comer y lo acepte.
Ahora lo veo claro, fuimos unos bastardos, no puedo creer que hicieramos algo asi, durante tanto tiempo.
Pero lo hicimos y me arrepiento. Lamento profundamente esos tres años, lamento todas las victimas. Soy un asesino y no hay nada que pueda hacer para devolver las vidas que robe.
¡Ah!, ese dia. Lo recuerdo todo detalladamente. Bajamos del barco y seguimos las huellas. Estaban ahi, agrupados, protegiendose del frio sin saber que iban a morir de todas formas.
Nos acercamos. Mi grito dio inicio a la matanza. Algunos disfrutaban al golpearlos, podia verlo en sus caras.
Entonces, cuando una docena de cadaveres inmoviles yacian a nuestros pies, algo zurcó el aire.
El viento mas helado que jamas sentimos nos envolvio. Nos azotaba con fuerza, con rabia.
Nos cubrimos los ojos. La fugaz tormenta cedio de repente y alli, en medio de los animales, la vimos.
Una mujer.
Estaba desnuda. Su largo y blanco cabello le tocaba los talones. Su piel era casi transparente y sus ojos, ¡dios mio sus ojos!. No tenian pupilas, pero sentiamos su mirada hundiendose en cada uno de nosotros. Una mirada amenazadora y furiosa, lo mas aterrador que haya visto nunca.
Las armas cayeron a la nieve. Lagrimas congeladas y suplicas de piedad se multiplicaban sin fin.
No lo entendi hasta que me miró fijamente. Sus ojos se clavaron en los mios y durante tres segundos pude sentir a los animales, pude experimentar su dolor, aungustia y miedo, su sorpresa.
Esos segundos parecieron durar años.
Y cuando estabamos arrodillados, temblorosos y listos para morir, ella desaparecio en medio del viento, en medio del frio.
Enterramos los cuerpos de nuestras victimas. Regresamos al barco. Nadie pronuncio una sola palabra.
Nunca volvimos a hacerlo. Algunos se volvieron vegetarianos, supe de un par que termino suicidandose y otros, como yo, nos decidimos a contar la historia.
Aun hoy, puedo sentir el dolor de cada criatura a mi alrededor. Aun hoy, con los ojos cerrados, siento su mirada aplastandome, castigandome, pero por sobretodo, advirtiendome.
En el humilde cuarto, una radio suelta los sonidos de John Debney y su creacion: "Mary goes to Jesus", parte de la banda sonora de La pasion de Cristo. En ese mismo lugar, el periodista apaga su grabadora y pregunta.
- "¿Cual es la advertencia?".
Una lagrima cayendo por la mejilla del entrevistado es su unica respuesta.


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