martes, diciembre 13, 2005

Y el viento...

Cada noche, antes de dormir, miro por la ventana y puedo verlas, allá lejos, en el mar.
Reconozco que, en un principio, no me llamaron la atención, en lo absoluto, pero luego de algún tiempo me di cuenta de que estaban siempre en el mismo lugar, estáticas. Brillando con una fuerza casi hipnótica.
Eran un par de luces, solitarias, luminosas, que flotaban sobre el océano nocturno.
Hace unas semanas atrás comencé a investigar para saber que podrían ser. Demasiado pequeñas para un barco y demasiado quietas para un bote, sin embargo era claro: estaban posadas sobre el agua, y en ese sector solo había eso, agua.
Mi investigación me llevo a buscar mapas marítimos que me aseguraran que solo había mar abierto en esa zona, y así fue, la porción de tierra mas cercana era justamente, nuestra costa.
Conforme pasaron los días y a medida que mi investigación avanzaba, también crecían las incógnitas, cada nueva información que recibía, se transformaba en múltiples enigmas. ¿Como podía alguien tener una fuente de energía para mantener encendidas esas luces en medio del mar?, ¿como podían mantenerse inmóviles?, ¿quien y como las puso ahí?.
El tiempo paso y no sabia nada. La único seguro era que, cada noche, las luces aparecían, eternas, como desafiándome a descubrir su secreto.
Pero eso no era lo único extraño. Al parecer nadie más las notaba. Ni pescadores, ni medios de comunicación, ni la armada, nadie decía haberlas visto jamás. La pregunta no tardo en aparecer dentro de mi cabeza: ¿Me estaba volviendo loco?.
No podía aceptarlo. Yo no estaba loco y tenia que probarlo, al menos a mi mismo.
Mientras me preparaba, una antigua canción salio de entre mis recuerdos sin razón aparente. Era "The Wind", de Cat Stevens.
Apenas el atardecer se retiro, las luces aparecieron, en el mismo lugar, puntualmente. Parecían burlarse de mi incapacidad.
No estaba derrotado, no todavía, así que una vez en el puerto, tome una de las lanchas y comencé a seguir el mapa. Buscaba las coordenadas exactas cuando levante la cabeza y mire al corazón de la vasta oscuridad. No necesitaba nada, las luces estaban ahí, a la vista. Solo tenia que seguirlas.
Estaba aun lejos, cuando el motor se detuvo, pero tenia que saberlo, tenía que saber que eran esas luces. Estaba lejos, pero no tanto como para detenerme, entonces salte y un frío y salado abrazo me envolvió mientras nadaba hacia la respuesta que tanto anhelaba.
No se si fue mi imaginación, pero sentí "algo" que me seguía, decidí cerrar mi mente a cualquier otra cosa y continué nadando.
Poco antes de llegar el terror se apodero de mí: Toque una superficie y pude pararme en ella, era una especie de isla sumergida no más de un metro bajo el agua.
Tenía miedo, pero ahí estaban, frente a mí, las misteriosas luces y junto a ellas, un enigma interminable: solo son luces. No hay nada que las genere. Ni cables, ni instalaciones eléctricas ni soporte alguno, solo seguían ahí, flotando inmóviles frente a mis incrédulos ojos sin explicación alguna, como dos pequeños soles blancos.
Y aquí estoy, esperando el amanecer, esperando una respuesta, una explicación. No si llegara algo de eso, no se si finalmente descubriré este increíble secreto, o si moriré aquí sentado en medio del mar. Pero por ahora solo puedo hacer una cosa: esperar.
Solo yo, con el mar, las luces y el viento…


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