martes, julio 04, 2006

Interrumpir

Debe ser buena suerte -o al menos un poco de ella- encontrar una moneda en mi camino.
No alcanzo a pensar en que hacer cuando la respuesta llega a mi cabeza.
Con la moneda compro galletas, con las galletas alimento a un vagabundo, el vagabundo me obsequia un amuleto, el amuleto es un regalo para el niño en bicicleta, el niño me entrega una rueda, la rueda es para el malabarista, el malabarista en su monociclo (con flamante rueda nueva) me enseña unos cuantos trucos, con los trucos gano flores, con las flores siembro un jardín, con el jardín llegan insectos, con los insectos llegan los ruidos, con los ruidos nace la música, con la música aparecen los instrumentos, de los instrumentos escojo la guitarra, con la guitarra invento hermosas melodías, con las melodías alguien recuerda "Breakdown" de Jack Johnson, con Jack Johnson recuerdo mar y arena, con arena fabrico mi tabla, con la tabla busco olas, con las olas encuentro diversión, cambio la diversión por conocimiento, el conocimiento por arrogancia, la arrogancia por verguenza, la verguenza por inteligencia, la inteligencia por tranquilidad, y la tranquilidad?, no la cambio por nada, así que permuto mi consumismo y consigo un par de alas, con las alas vuelo hasta el cielo, desde el cielo comprendo las cosas con una nueva perspectiva, con mi nueva perspectiva le doy otras formas a la nubes, con las nubes construyo una casa, con la casa llegan los vecinos, con los vecinos la amistad, con la amistad, la felicidad.
Y no necesito nada más.
Entonces una voz dulce, pero furiosa, interrumpe mis pensamientos.
-"¡Me tragó la moneda!".
No muy lejos ella mira enojada el teléfono. Vacía sus bolsillos pero no encuentra más monedas. Me acerco y le entrego la mía, junto con una sonrisa.
Y como vapor se esfuman en el aire las galletas y los amuletos, las melodías y las olas, la casa y las nubes.
Justo cuando creí no necesitar nada más, una preciosa interrupción me demuestra lo contrario.
Ella besa mi mejilla y las suyas se sonrojan.
Llega la felicidad y las melodías, la tranquilidad y las alas.
Llega el amor.
Y no necesito nada más.


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