miércoles, abril 12, 2006

Hogar

Hace tiempo que no oía a Depeche Mode. "Home" llega hasta sus oídos y le recuerda que no es viejo, aunque así se sienta.
Es lo que se siente cuando no estas en tu lugar, cuando por alguna razón, tu entorno te parece extraño, hostil, diferente.
Sabe que no pertenece aquí. La sensación viene desde el centro de su ser. No puede explicarlo, pero lo sabe.
Aguanto por mucho tiempo, hasta ahora.
Hoy ha vuelto, después de muchos años fuera.
Es aquí, tiene que ser aquí.
Camina por calles que guardaba en su memoria, pero la realidad es distinta. Su antiguo mundo ha cambiado durante estos veinte años.
Fue ingenuo, pero esperaba encontrar todo igual a su regreso. Las mismas personas, los mismos lugares. Creyó que volviendo había una posibilidad, pero hasta ahora continua sintiéndose viejo y cansado.
Este solía ser su lugar, ahora es un extraño más, un turista de visita solo guiado por los recuerdos.
Queda poco de su historia. Los vestigios van desapareciendo, el tiempo se encarga de ello.
Pero aun no olvida su casa, o el camino para llegar hasta ella.
Y mientras camina hasta su última esperanza, repentinamente sus ojos comienzan a nublarse y las cosas a cambiar.
Puede ver el pequeño negocio donde compraba sus chocolates. Sube por la escalera donde se los comía y miraba desde lo alto la ciudad a oscuras. Ya puede notar las casas de sus amigos y a ellos jugando un partido de fútbol interminable.
Siente los olores de antaño. Los colores y la vida han retrocedido de pronto y sin aviso veinte largos años.
Esta frente a su casa, la que nunca olvido. Estira su mano para abrir la puerta pero sus brazos se han acortado. Ahora viste una ropa pequeña y como un relámpago comprende que su búsqueda ha terminado.
Salta para alcanzar el timbre y apenas la puerta se abre el corre a toda velocidad por los pasillos del lugar, mientras su hermano mayor (tal como el lo recordaba) lo mira extrañado desde la entrada.
Corre y cada paso que da le quita un año de encima. Ya no se siente viejo, ni fuera de lugar.
Se detiene frente a un cuarto conocido, el de su madre.
Y ahí esta ella, animándole con las manos a que se acerque. "Ven, ven", le dice.
Gatea con energía hacia ella. Su cuerpo es cada vez más pequeño. Los pañales son molestos, pero casi ni los nota. Esta a punto de llegar.
Los brazos de su madre lo envuelven y poco a poco la luz comienza a apagarse. El mundo se vuelve oscuro, pero no siniestro. Es una oscuridad amable, tierna y acogedora. La oscuridad maternal.
Ahora es más pequeño que nunca y su entorno es líquido, tibio. Relajante y tranquilo. No necesita comer. Esta unido a su progenitora por algo mas que un tubo carnal.
Hay cariño a su alrededor. No necesita mirar, lo siente.
Al fin lo siente. Su hogar, su verdadero hogar. Es aquí donde pertenece.
"Debí haberlo sabido, desde la primera vez".
"Estoy en casa".
Y ese es su último pensamiento.


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