martes, mayo 23, 2006

Apreciar

Recuerda claramente la cabaña en la playa. De una u otra forma siempre terminaban allí, aunque fuera solo por un par de días. Nunca supo a ciencia cierta que era lo que llevaba a su padre a ese abandonado refugio, después de todo, estaba en un lugar apartado y no había mucho que ver, más que el mar, rocas y arena.
No era un lugar agradable. Nunca le gusto. Era como si la playa misma no quisiera presencia humana en sus orillas y las olas parecían golpear con más fuerza cuando cualquiera se acercaba.
Sin embargo aquí esta. Frente a la cabaña, frente al secreto. ¿Que traía a su padre aquí?, siente que nunca lo sabrá, menos ahora, que ha desaparecido.
Esta es la ultima posibilidad, no sabe donde mas buscarlo.
Respira hondo y abre la puerta.
No hay nada. Solo los muebles vacíos, solitarios y una capa de polvo que lo cubre todo.
O casi todo.
Cansado, cae de rodillas en el piso de madera. Ya no tiene dirección, no sabe donde mas buscarle, esta perdido.
De pronto recuerda: "Oración" de Pedro Aznar. Su padre solía escucharla cuando venían hacia este lugar. Ya no piensa, solo cierra los ojos y susurra.
Cuando la noche entra por las ventanas el despierta. Aun desorientado se levanta y mira hacia afuera. Un par de luces en el mar. Tal vez sea un bote perdido, pero nunca vio embarcación alguna pasar por el sector.
Eso pasa a segundo plano cuando, al sacudirse nota que su ropa esta limpia. Extrañado mira hacia abajo y lo ve, en el mismo sector donde durmió. Un cuadrado pequeño en el suelo es el único lugar en donde no parece haber rastros de polvo.
Esta oscuro, pero cuando su mano toca la madera siente algo. Es una especie de seguro, como una aldaba camuflada en el suelo.
¿Como?, ¿como en todos estos años nunca la vio?. Eso no importa ahora. No si sabe que hay una posibilidad de encontrarlo.
Sin dudar ni un solo instante tira de ella.
El cuadrado de madera se desprende y en su lugar puede verse algo parecido a un pozo, con escalerillas a un costado.
Entonces empieza a recordar. Recuerda el juego de las escondidas: nunca pudo saber donde se ocultaba su padre, aun en un espacio tan pequeño. Y cuando volvía de sus paseos, el simplemente aparecía de ningún lado.
Ahora lo entiende. Queda un solo lugar donde puede estar. La ultima opción.
No siquiera respira hondo, no tiembla ni le sudan las manos.
Sabe que hacer.
Y baja por la escalerilla.


|
Free Counter
Free Counter