viernes, agosto 19, 2005

A veces no importa.

Se levanto temprano.
Preparo sus cosas, tomo su jugo de piña y comio sus tostadas.
Bajo las escaleras. Saludo a doña rosa. Espero el taxi.
Y por un momento, una idea cruzo supersonicamente por su cabeza.
El taxi se detuvo esperando a que subiera, pero ya habia tomado la decision y justo despues de abrir la puerta, se alejo corriendo, pues tenia poco tiempo.
Ella imaginaba los insultos que probablemente pudo gritarle el taxista, pero no habia tiempo para pensar en ello, asi que siguio corriendo.
Se detuvo violentamente frente a una casa cualquiera, toco el timbre y pidio una tijera, el dueño de casa penso que era algun tipo de concurso, asi que se la facilito sin problemas, ella la recibio con la mano izquierda, mientras con la derecha tomaba su pelo (sin pensarlo ni un segundo) se lo corto y se lo regalo al hombre que miraba hacia todos lados como buscando camaras escondidas.
Las tijeras, el pelo y el hombre confundido quedaban atras. Ella corria lo mas rapido posible, despues de todo, solo le quedaban solo doce minutos. Tenia que tomar un atajo. Salto el letrero de cuidado con el perro y agilmente esquivo los multiples mordiscos que el mismo intento aplicar en sus piernas, escalo la pared y llego al otro lado, ganando una pequeña ventaja.
Descanso solo algunos segundos para poder respirar y continuo corriendo, de pronto noto que habian cuatro o cinco tipos a su lado (con un gran signo de interrogacion sobre sus caras), mientras el publico se levantaba de sus asientos euforico y antes de que lograran adelantarla, ella cortaba la cinta tricolor del triunfo (marcando un record por cierto).
El estadio quedaba atras, mientras el sonido de una sirena llenaba sus oidos, diviso un camion de bomberos a su lado, reaccionando justo a tiempo para colgarse en la parte trasera. Atraveso cinco cuadras rapidamente gracias a la velocidad del gran carro rojo y apenas se detuvo, ella bajo rauda, pues cada vez le quedaba menos tiempo.
Solo faltaban ocho minutos cuando se percato de que se habia pasado dos cuadras, entonces tomo el bolso del cartero que estaba sentado en el suelo tomando agua y corrio nuevamente, esta vez en direccion contraria, mientras lanzaba las cartas a las casas de sus destinatarios (ese dia solo dos personas se quejaron por correspondencia cambiada). Al final del trayecto se encontraba una sucursal de correos, donde ella deposito el bolso ya vacio (sin dejar de correr por cierto).
Quedaban tres minutos cuando su vista alcanzo la meta, entonces, al fin, dejo de correr.
Camino tranquila mientras se arreglaba un poco, entro a la sala de recepcion de su empresa y miro su reloj mientras, al igual que el tema de los Suicide Machines: "sometimes i don't mind", ella pensaba: "(bueno,) a veces, no (me) importa (nada)".

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