jueves, marzo 06, 2008

Saltar

El viento se mueve entre ambos con fuerza. En cualquier momento podría ocurrir. Las luces brillan lejanas. Solo están ellos, el silencio y la noche.
Recuerda los momentos duros, cuando quedo petrificado y no pudo articular palabra alguna. Cuando no fue capaz de hacer nada.
Fue hace unos días que vio esa luz extraña en sus ojos. Pregunto, pero solo recibió respuestas evasivas, frases escuetas que buscaban desesperadamente cambiar el tema de conversación. El no se preocupo al principio, pero con cada día que pasaba, la luz de sus ojos se hacia mas brillante.
Le sugirió visitar a un doctor, pero ella reacciono enfadada. Que no era asunto suyo, que no fuera entrometido, y una puerta cerrada de golpe fue el fin de la discusión.
Intento llamarla al teléfono móvil, visito a sus amigas, recorrió los lugares donde podría encontrarla. Pero nada dio resultado. Finalmente volvió a casa, angustiado sin saber que hacer. Mientras buscaba la llave, desde el otro lado de la puerta oyó un leve sollozo.
Era ella. La vio de espaldas, sentada en el suelo, tapándose la cara con ambas manos.
"¡No te acerques!", le ordeno, al escuchar sus pasos. "Déjame sola, nadie puede verme así". Se levanto sin dejar de cubrirse la cara.
Fue entonces cuando lo vio.
Un resplandor que salía desde la ventana. Una luz potente intentando ser apagada. Un brillo que amenazaba con llegar hasta ellos.
Corrió y rápidamente la abrazo, ubicando su espalda contra los vidrios, a modo de protección. Solo ahí entendió que la luz no venia desde fuera de la ventana, sino que se reflejaba en ella. Vio su pecho iluminado y una luz blanca escapar entre los dedos de quien abrazaba.
Estiro los brazos y la sujeto de los hombros. "Mírame", le dijo. Ella se volteo y dándole la espalda se quito las manos de la cara.
El cuarto completo se encendió como si fuese de día.
Pasaron algunos minutos antes de que la luminosidad bajara y sus ojos dejaran de emitir la misteriosa luz. El estaba en el suelo, pestañeando y viendo pequeñas imágenes caleidoscópicas danzar en frente suyo. Se le acerco: "¿ahora entiendes, porque nadie puede verme?. Y aun con una estela blanca en sus pupilas se alejo lentamente saliendo hacia la calle. El se levanto, desorientado, con flashes confundiendo su realidad. No podía fiarse de su visión, al menos no por algunos momentos, entonces sus parpados se cerraron y concentro toda la atención en lo que oía y tocaba. Salio del departamento Y pudo haber tomado el camino equivocado de haber visto las zapatillas que yacían en los peldaños inferiores, pero un sonido familiar le guió escaleras arriba, hasta la azotea.
Fueron minutos de un desesperado ascenso con múltiples tropiezos y caídas, pero una vez arriba, sus ojos escaparon de dolor y pudo confiar en ellos nuevamente.
Una silueta balanceada por el frío de la noche. Eso fue la primera imagen que pudo distinguir. Su visión se aclaro mientras se acercaba lentamente hacia el borde, hacia ella.
"¿Que estas haciendo?".
"Tu no lo entiendes", respondió la temblorosa voz. "No es solo una simple luz. Cada vez que miro a los ojos de otra persona, puedo leer sus pensamientos. Puedo saber exactamente lo que esta pensando. Y he visto muchos ojos, sin querer. Es terrible. No sabes la maldad que hay en sus mentes, la oscuridad que cargan en sus almas. La humanidad es muy cruel. Tu no tienes idea...".
De improviso sus lágrimas se prenden y la interrumpen mientras caen dejando suaves estelas visibles por algunos segundos.
"No, tu no lo entiendes. Tu no has visto lo que yo, por eso no puedes ver que este es el único camino posible para mi".
"Adiós".
Se gira y enfrentándose al vacío levanta sus brazos, tomando un último y gran respiro. El la ve de espaldas. Sabe que esta equivocada, sabe que debe detenerla, que puede hacerlo. Recuerda los momentos duros, cuando quedo petrificado y no pudo articular palabra alguna. Cuando no fue capaz de hacer nada.
No volverá a ocurrir. No más.
Y de sus labios, una frase le abandona la garganta.
"Mi mente".
El viento se mueve entre ambos con fuerza. En cualquier momento podría ocurrir. Las luces brillan lejanas. Solo están ellos, el silencio y la noche.
"¿Puedes leer mi mente?", le pregunta.
Los ojos llenos de luz miran a otros más brillantes aun. Y sus pensamientos se hacen uno.
"No me importa si a ti no te importa, porque yo no brillo si tu no brillas. Antes de saltar, ¿puedes leer mi mente?". "Read my mind" de The killers, es la letra de la canción que ahora habita en sus cabezas.
Y ella salta. Salta dejando atrás el abismo y las lejanas luces. Salta hacia los brazos de quien la recibe con un beso potente, mágico.
Al igual que la luz en sus ojos.


|
Free Counter
Free Counter