miércoles, julio 26, 2006

La inocencia (un final)

El túnel esta oscuro, húmedo, pero por alguna razón, el no siente miedo.
Avanza seguro entre la oscuridad, siguiendo el único camino que tiene sentido para el. Cada cierto tiempo revolotea por su cabeza la otra opción: Regresar. Pero sabe Apreciar su intuición y continúa.
Cada paso suena en forma de eco y el sonido rebota incansablemente en la tubular forma del túnel.
De pronto, ruidos. Y lejos, una pequeña luz.
Lenta y silenciosamente se acerca. Sus ojos comienzan a acostumbrarse a la claridad. Atraviesa el umbral.
Y no puede creer lo que esta viendo.
Una enorme habitación. Un domo de paredes transparentes y del otro lado, el océano.
Enigma suena suavemente con: "Return to innocence" por pequeños parlantes.
Aun no logra asimilar todo, cuando, escucha pasos y de uno de los varios túneles que rodean el lugar, una silueta extrañamente familiar aparece.
Su corazón late con fuerza cuando lo reconoce y de su boca una pregunta se escapa: ¿Papa?.
El hombre se detiene sorprendido y por algunos segundos ambos quedan inmóviles, en silencio.
Hasta que corren a abrazarse.
- ¡Creí que estabas muerto!.
- yo creí que nunca volvería a verte.
El tiempo pasa y el hijo escucha la increíble historia de su padre: Como conoció este lugar, la importante función que cumple y la necesidad de mantenerlo vigilado y funcionando.
- Pero ya mi tiempo aquí esta a punto de acabar. El reemplazo esta preparado.
- ¿Y que harás ahora?, ¿volverás conmigo?.
- La verdadera pregunta es: ¿tú me acompañaras?.
- ¿Y a donde piensas ir?.
- De regreso a la inocencia.
Después de decir eso, el padre le señala uno de los túneles.
- Ese es el camino.
El joven se levanta. No puede explicarlo, pero una sensación de alegría llena su ser. Sabe que debe acompañarlo, dentro suyo sabe que es la decisión correcta.
- Iré contigo, papa.
- Entonces ayúdame a traerlo.
En la superficie, alguien espera sentado en medio del mar Y el viento sigue acompañándolo.
Dos pequeños soles blancos lo iluminan e intrigan al mismo tiempo. Llego aquí buscando una respuesta y ya casi ha perdido la esperanza, cuando, súbitamente, las luces se apagan y desde las aguas una gran capsula de metal aparece frente a el. La capsula se abre.
Sin pensarlo ni un segundo, el ingresa.
El ascensor lo lleva hacia el fondo. No hay nadie en el domo.
Después de reponerse de la sorpresa, encuentra en una de las mesas un grueso libro. En la portada puede leerse: "Instrucciones".
Dentro del libro, una carta. Dentro de la carta, las respuestas.
Y en el sobre, una palabra.
Inocencia.


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Las dos palabras de color verde tienen enlaces acerca del otro lado de esta historia.
Presiona las palabras y una nueva ventana se abrira.

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martes, julio 18, 2006

Te vi

Calor, por todas partes.
De improviso, la lluvia.
Ella mira a través del cristal. Al contrario de lo que podría pensar, el local esta repleto.
Excepto por una maquina.
El día pasa lento cuando el no esta. Escribiendo las horas vuelan.
Hace semanas que no lo ve. Aunque en realidad nunca lo haya visto.
No es tan difícil de entender. La casualidad quiso que sus direcciones de correo se cruzaran y se conocieron, sin conocerse.
A pesar de que la distancia los mantenía alejados, las letras lograron romper los límites. Escribir era el vehiculo con el que atravesaban a diario sus fronteras.
Pasaron meses, como si hubieran sido años. Nunca intercambiaron sus fotografías, seguían siendo desconocidos y conocidos a la vez, pero no les importaba. No mientras siguieran en contacto.
La puerta se abre, sacándola de sus pensamientos.
Un cliente más.
Lo ubica en la única maquina disponible y vuelve rápido al monitor. Tal vez el este allí.
Pero todo sigue igual.
Su mente comienza a pensar en posibilidades. ¿Y si le hubiera pasado algo?, ¿como podría saberlo?. De pronto entiende la situación. Ambos son perfectos anónimos. El podría desaparecer cuando quisiera. Sin explicaciones, sin excusas. Un par de clicks es todo lo que se necesita para hacerlo.
Un poco de tristeza se cuela por la ventana y llega directo a sus ojos.
Pero el trabajo es el trabajo. Se quita las lágrimas de las mejillas y continúa con lo suyo.
Pasan segundos antes de que uno de los clientes se acerque a ella.
- "¿Estas bien?".
- "No es nada, gracias".
Ella continúa con sus responsabilidades. El cliente vuelve a su sitio.
La vida avanza y la lluvia cede. El sol tímidamente regresa.
Pero su pena sigue ahí. Sabe que faltaron palabras por escribir.
Por los pequeños parlantes suena la voz de Fito Páez con: "Un vestido y un amor", en el momento exacto en que el gentil cliente abandona el lugar.
Ella siente algo en su pecho, algo bueno.
Y pocos minutos después, un sonido familiar le hace voltear su mirada hacia el monitor.
En una pequeña ventana puede leerse: "Tienes un nuevo correo".
El corazón se acelera, la emoción la envuelve y una sonrisa se pinta en sus labios.
Todo eso gracias a dos simples palabras.
"Te Vi".


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martes, julio 11, 2006

Ultimo minuto

En un mundo de colores, poco puede hacer el gris.
Que sea más notorio, no lo hace más importante.
Decidí hacerlo.
Prepare todo para la ocasión. Ricky Espinosa canta: "Me voy a suicidar" junto con su grupo Flema. No pude encontrar mejor banda sonora para este momento.
Frente a mí, la herramienta.
Esta fría, casi puedo ver un vapor helado salir por su plateada forma.
No hay vuelta atrás, es la última decisión. Un adiós sin decir adiós. Irse de sorpresa, por la puerta trasera. Las luces quedan prendidas, alguien más las apagara.
La herramienta, en mis manos.
No pienso, solo ubico el gélido cañón en mi sien.
Y el gatillo es presionado.
Click.
Espeso, rojo, tibio. El líquido me cubre.
Puedo oír vida llamándome al otro lado de la ventana. No hay túneles de luz, ni voces familiares que me guíen.
¿Muerto?, claro que no. Sigo respirando, sintiendo y escuchando. No hay herida alguna en mi cabeza, solo sangre seca a mis pies.
Y una bala aplastada.
Así lo descubrí. No puedo morir.
Una risa nerviosa comienza en el fondo de mi garganta y pronto se convierte en una carcajada, potente, llena de vida.
Cubro mi rostro. La noche ha llegado. Mucho tiempo los amables e inocentes han esperado. Necesitan un héroe.
La espera acabo.
Esto es el comienzo.
Es entonces, cuando pienso en la posibilidad.
¿Y si no sucede así?.
Un último minuto de lucidez, de duda.
El ultimo, el más importante.
Silencio.
El gatillo no se presiona, se escoge seguir decidiendo, se escoge la vida.
Y el sol ilumina la habitación.
Justo en el último minuto.


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martes, julio 04, 2006

Interrumpir

Debe ser buena suerte -o al menos un poco de ella- encontrar una moneda en mi camino.
No alcanzo a pensar en que hacer cuando la respuesta llega a mi cabeza.
Con la moneda compro galletas, con las galletas alimento a un vagabundo, el vagabundo me obsequia un amuleto, el amuleto es un regalo para el niño en bicicleta, el niño me entrega una rueda, la rueda es para el malabarista, el malabarista en su monociclo (con flamante rueda nueva) me enseña unos cuantos trucos, con los trucos gano flores, con las flores siembro un jardín, con el jardín llegan insectos, con los insectos llegan los ruidos, con los ruidos nace la música, con la música aparecen los instrumentos, de los instrumentos escojo la guitarra, con la guitarra invento hermosas melodías, con las melodías alguien recuerda "Breakdown" de Jack Johnson, con Jack Johnson recuerdo mar y arena, con arena fabrico mi tabla, con la tabla busco olas, con las olas encuentro diversión, cambio la diversión por conocimiento, el conocimiento por arrogancia, la arrogancia por verguenza, la verguenza por inteligencia, la inteligencia por tranquilidad, y la tranquilidad?, no la cambio por nada, así que permuto mi consumismo y consigo un par de alas, con las alas vuelo hasta el cielo, desde el cielo comprendo las cosas con una nueva perspectiva, con mi nueva perspectiva le doy otras formas a la nubes, con las nubes construyo una casa, con la casa llegan los vecinos, con los vecinos la amistad, con la amistad, la felicidad.
Y no necesito nada más.
Entonces una voz dulce, pero furiosa, interrumpe mis pensamientos.
-"¡Me tragó la moneda!".
No muy lejos ella mira enojada el teléfono. Vacía sus bolsillos pero no encuentra más monedas. Me acerco y le entrego la mía, junto con una sonrisa.
Y como vapor se esfuman en el aire las galletas y los amuletos, las melodías y las olas, la casa y las nubes.
Justo cuando creí no necesitar nada más, una preciosa interrupción me demuestra lo contrario.
Ella besa mi mejilla y las suyas se sonrojan.
Llega la felicidad y las melodías, la tranquilidad y las alas.
Llega el amor.
Y no necesito nada más.


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