lunes, marzo 27, 2006

Esperar

Aquí estoy.
Esperando, dentro de mi prisión.
No. No es una prisión, es vida.
Nadie más puede entender lo que siento cuando me permites ser parte de ti.
Solo tú me tomas en serio. Por eso te espero.
Esperando. Esperando por ti.
Tengo tiempo, y paciencia.
Pero no necesito nada de eso. Volverás a buscarme pronto.
No puedes olvidarme, no puedes dejarme.
Se que vendrás. A veces se hace tan larga la espera.
El tiempo pasa distinto aquí. Como si el frío le quitara velocidad.
De pronto me imagino sin ti. ¿Podría alguien reemplazarte?.
Lo dudo.
Las puertas se abren, una y diez veces, muchos vienen aquí, pero nadie como tu. Me miran con desprecio. No les gusta mi blanca piel. Ellos no lo saben. No querida, no saben lo que valgo, no me conocen.
Soy tuya. Solo tuya (y eso si lo saben).
Esperando. Esperando por ti.
A través de un delgado cristal veo el mundo. Veo como algunos se pudren y mueren en la espera. Muchos me lo han dicho: "abandona la esperanza, nadie vendrá". Por eso perecen.
Les falta esperanza.
Yo tal vez no la necesito. Se que abrirás la puerta y me tomaras. Seré tuya. Permitirás que sea parte de ti.
Se todo eso, porque siempre vuelves. Por mí.
Por eso espero. Sigo esperando por ti.
y nada podrá convencerme de lo contrario.
Ahora.
La puerta se abre. El frío cede, aunque por breves instantes.
El mundo ahora es tibio. Te veo a través de mi delgado cristal.
Ya no tengo que esperar. Estas aquí.
Eres hermosa, eres perfecta.
Me acerco a tus labios.
Me bebes y mientras viajo por tu garganta escucho Milk, de Garbage.
Ya soy parte de ti.
Ahora el vaso esta solo, vacío encima de la mesa.
Y yo soy leche, dentro de ti.

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martes, marzo 21, 2006

Final feliz

Entre sus manos, un sobre.
Lo mira fijamente. Duda por un momento y finalmente lo abre.
En el interior, un aviso: su petición ha sido aprobada.
En menos de seis meses deberá viajar a un país distinto. En menos de seis meses, su vida cambiara radicalmente. Tal vez, cambie esta misma tarde.
Enrique esta sentado. Mitad shockeado, mitad alegre, analiza su situación, y decide salir a caminar.
Mientras camina, piensa en lo que dejara atrás, en lo que ganara si las cosas resultan según lo planeado, en si lograra acostumbrarse o simplemente se apagara el tiempo necesario y despertara cuando ya todo haya terminado.
Solo cuando mira hacia arriba y sus ojos se encuentran con el antiguo reloj de la plaza, se da cuenta de lo mucho que ha recorrido. Sus pies también se lo recuerdan, exigiéndole un descanso.
Es entonces cuando se sienta, sin saberlo, junto a ella.
Ella. La misma que antes de irse le entregara su numero telefónico, la misma con la que, tomado de la mano, escuchara el tema "Til I hear it from you" de los Gin Blossoms y lo hará su favorito, la misma a la que, tarde o temprano, le tendrá que comunicar la triste noticia de su inminente partida, la misma que lograra solo con sus besos y su mirada llegar hasta el centro mismo de su corazón, la misma con la que, entre sabanas y amor, compartirá la noche mas especial de su vida.
Ella. La misma que conoció demasiado tarde.
Una vez en el aeropuerto, cuando desde los parlantes pronuncien el número de su vuelo, cuando el odiado momento de despedirse aparezca entre ellos, ambos se abrazaran y besaran entre lágrimas, sollozos y ruidos de cristales rotos saliendo desde sus pechos. El caminara y se perderá entre la gente. ¿Ella?, en el preciso instante en que la tristeza tome el lugar de la esperanza, justo antes de abandonar el lugar, dará media vuelta y se encontrara cara a cara con el único hombre capaz de encender su vida, el la besara y nunca mas podrán separarse.
"Sin duda, un excelente final feliz", piensa ella, mientras el ruido del avión despegando la saca de su momentáneo letargo y la trae de vuelta a la verdad: sus ojos húmedos fijos en el enorme pájaro de metal que se lleva lejos y para siempre su felicidad.
Pero se equivoca. Terriblemente.
Dentro, en lo más profundo de su cuerpo, el milagro ya ha comenzado.
Será una niña.
Y aunque ninguno lo sepa todavía, sus historias terminaran de una sola forma.
Con un final feliz.


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martes, marzo 14, 2006

Suelo

Tierra.
Cenizas, hormigas, pequeñas piedras. Bolitas de vidrio.
Un clip, diminutos objetos metálicos desconocidos, alas de polillas que viajan por el viento.
Fecas de perro. También de ratón. Una cucaracha cortada a la mitad, varias moscas.
Poco a poco, el verde.
Más hormigas, entre la hierba, que se asoma tímida al principio y luego domina el territorio. Pequeños insectos conocidos e imposibles.
Viento.
Papeles que prometen mil y cinco maravillas flotan, y caen y ruedan. Boca arriba, boca abajo. Promesas voladoras.
La vida a ras y bajo el suelo se debilita con los últimos pasos, cambiando gradualmente de verde a gris.
Ruido.
Aun entre las baldosas de cemento queda algo de vida luchando por llegar arriba. Pequeños colores aplastados por calzado impersonal sintético.
Bocinas, sirenas, “Chumbawamba”, “On ebay”, luces y personas. Muchas personas (¿demasiadas tal vez?).
Ahogo.
Rutina y maquinas. Pena. Monedas. Envoltorios de golosinas por doquier.
Plástico.
Bolsas que danzan llenándose de aire. Por un momento viven.
Colillas de cigarro (algunas con un extremo pintado de rojo). Mugre y basura compiten por el primer lugar.
Agujeros en el gris. Caminos carcomidos por tiempo y uso.
Peligro, pero por poco tiempo.
Ahora es continuidad, señal de que me acerco.
Pisadas en un sendero uniforme. Uno, dos, uno, dos. Un felpudo. "Bienvenido" dice.
Por primera vez en todo el trayecto, levanto la mirada. En la puerta, el número: Cuatrocientos cuatro.
Ya estoy aquí.


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miércoles, marzo 08, 2006

Hecho

Cuando me dijiste que seria el paraíso, sinceramente no pude creerte. Ver para creer fue siempre nuestra verdadera religión.
Aun así, seguiste insistiendo, seguiste animándome a tomar la decisión, algo que nadie podía elegir por mí. Pensaba que estabas loca, que intentabas embaucarme o hacerme una broma, pero tus ojos decían lo contrario.
Así que elegí.
Entramos gateando. Había poco espacio, pero a medida que avanzábamos, el túnel comenzaba a hacerse cada vez más amplio, hasta que pudimos levantarnos y caminar. Una cortina de ramas, hojas y verde nos separaba del sueño. Suavemente la hiciste a un lado.
Entonces lo vi. El paraíso frente a mis ojos. Estaba en el paraíso y tú estabas a mi lado.
Y todo estuvo bien mientras el tiempo corría. En ocasiones, recordaba las antiguas canciones que solíamos oír en compañía de la soledad. "What's going on?", de 4 non blonds, por ejemplo.
Y la nostalgia crecía cada año, La nostalgia de la vida en el no-paraíso. Fue en ese momento cuando decidiste volver. No aguante mucho tiempo. El lugar había perdido el sentido.
Frente a la cortina de ramas, hojas y verde que me separaba del camino de regreso, inspire mi ultima porción de aire mágico y la hice a un lado. Mi sonrisa reapareció el instante mismo en que te vi.
Y estábamos de vuelta. De vuelta en el ruido, en la rabia, en la desconfianza y en la envidia. Pero también en el Amor.
Nunca pudimos regresar al paraíso, pero poco importaba.
Estar contigo es el paraíso.
Estamos juntos.
Esta hecho.


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