martes, febrero 28, 2006

Algo en que creer

"¡Que mala suerte!".
Siempre repite la misma frase. Siempre que algo sale mal, la repite una y otra vez.
No esta segura, pero pareciera que todo lo que hace no funciona.
Su vida completa es una prueba de ello.
Recuerda la vez en que se acerco con decisión hasta su lado y le dijo cuanto lo quería. La respuesta fue increíble: Iba a ser cura.
Recuerda cuando compro su automóvil y a dos cuadras de la compañía aseguradora, la chocaron. O la vez que le hizo un cumpleaños sorpresa a su Padre. ¿Resultado final?, un marcapasos.
Comienza a realizar un recuento y la mayoría de las cosas que ha realizado no han terminado bien.
Hoy esta sola, según ella por su mala suerte.
Y es que ya no cree en nada. No hay razón alguna para creer que las cosas pueden salir bien, ni en que existe un ser omnipotente que nos mira desde lo alto y nos ayuda, o en que hay un destino para cada uno. "Estoy sola, sin nada en que creer", piensa.
Son las cinco treinta y siete y ella toma agua mineral. Esta en un café y mira a su alrededor. Hay varias parejas. Se ven felices. ¿Creerán ellos en algo?.
De pronto en la radio del café suena: "Something to believe in", un tributo de Pretenders a los Ramones, y es ahí cuando ella piensa en la posibilidad. "Tal vez tenga que creer en algo".
Un impacto.
Despierta contenta. Se sienta a tomar desayuno, abre la caja de cereales y un pequeño papel cae en la mesa. Es un cupón premiado.
Sale a la calle. Un joven bastante atractivo la mira, conversa con ella y finalmente le pide su número telefónico.
Camina con las manos en los bolsillos. Siente algo extraño en uno de ellos. Cuando saca la mano y la abre, puede ver el anillo que daba por perdido hace una semana.
De pronto todo es mas brillante, todo tiene sentido. ¿Como no lo vi antes?, piensa, "solo tenia que buscar algo en que creer". "Pero... ¿En que creo?.
Lo siguiente que siente es una delgada línea liquida bajando por su frente, pasando por los labios y terminando en el mentón. Cuando abre los ojos, acostada en el piso del café, puede ver, aunque borrosos, a la misma gente que hacia un rato observaba, rodeándola. Con la voz débil pregunta que ha pasado. "Un macetero cayo directo sobre tu cabeza", le dicen, "pero no te preocupes, estudio medicina. Te revise y no tienes nada grave, solo un pequeño corte. No tienes de que asustarte. Llame a una ambul...".
De pronto su vista vuelve a la normalidad y mira la cara de quien le esta hablando. Es el joven que la llevara a urgencias, el mismo con quien conversara, el mismo que pedirá su número telefónico y del que se enamorara.
Pero eso ella aun no lo sabe.
La única cosa de la que esta segura es que ya encontró lo que andaba buscando.
"Te creo", le dice ella. "Te creo".


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martes, febrero 21, 2006

Regreso

Marcelo ha vuelto, después de estar diez años fuera del país. Se ve ligeramente cambiado, una década es mucho tiempo. Pero por dentro sigue siendo el mismo.
Su hermano lo ha recibido. Abrazos y grandes sonrisas son la bienvenida perfecta.
Caminan recorriendo nostálgicos lugares. Algunos siguen en pie, otros han sido derrumbados a nombre del progreso.
Visitan a sus padres. Ambos descansan tranquilos, después de toda una vida de trabajo. Placas de cemento gris se alzan con sus nombres entre el maravilloso verde que todo lo rodea.
Marcelo se arrodilla y suelta unas palabras en voz baja. Cuantos recuerdos aparecen invocados mientras almuerzan. De fondo Simply red con "Fake" Pasa desapercibido para sus oídos.
-"Hay algo que aun no me has dicho: ¿Que paso allá fuera?, ¿porque dejaste de llamarnos?, ¿que hizo que nos olvidaras?".
Marcelo mira a su hermano, con esa mirada tan característica suya y le aclara: "Yo nunca los olvide".
La caminata continua Y los recuerdos se suceden uno tras otro, como queriendo recuperar el tiempo perdido.
Y así pasan los días y las semanas hasta que la hora de regresar llega.
Mientras el viajero ordena sus pertenencias, su hermano lo mira. Sabe que queda poco tiempo. Sabe que tiene que decírselo.
-"Tu no eres Marcelo".
El aludido abre sus ojos y lo mira fijamente. No puede creer lo que oye. No puede creer que el lo diga.
-"No eres Marcelo y no hay nada que puedas hacer para demostrarme lo contrario. Marcelo murió, lo se porque lo sentí en mi corazón, al igual que mis padres. Todos lo supimos en ese momento, cuando las lágrimas brotaron solas y nos sentimos oscuros y débiles. No tienes que disculparte, solo quiero saber que sucedió".
Se sienta mientras escucha la increíble historia: Una noche Marcelo sintió ruidos en el patio, cuando salio a mirar, pudo ver a un hombre tirado en el pasto, rodeado de sangre y cubierto con un pasamontañas. Cuando vio el rostro del herido su sorpresa fue inmensa: Era idéntico a el. Lo curo y le dio refugio. Pronto se recupero y le contó lo sucedido; Habían matado a su hermano y el busco a los asesinos. Elimino a uno, pero el otro logro dispararle. No supo como llego al patio y ahí estaba, frente a su copia exacta. Marcelo le dejo vivir con el y todo salio bien, hasta que se cobro una deuda con la persona equivocada. Le dispararon a Marcelo, en vez de a su doble.
El nunca se lo perdono. Ya era suficiente venganza en su vida. Así que decidió cumplir la promesa que le hizo a su benefactor: Volver a su país y reencontrarse con su hermano.
Hay alivio en el cuarto. Dos desconocidos se abrazan y un alma solitaria, desde no muy lejos, deja de serlo y se reúne con los suyos.
Y sonríe.


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martes, febrero 14, 2006

Un poco cruel

Estoy sentado, esperándola. Nervioso, muevo las manos y cada tres minutos miro hacia la entrada. Hasta que la veo llegar.
- Hola, ¿Como estas?.
- Hola, bien, bien. Te estaba esperando.
- ¿Estas hace mucho rato?.
- Si, pero no importa, eso no importa. Ya estamos aquí. ¿Que vas a pedir?.
Un mesero nos atiende y nos sugiere el trago de la casa. Aceptamos la sugerencia. Mientras esperamos el pedido, conversamos.
- Mira, yo se que es extraño...
- Espera. Tengo que decirte algo. Es difícil, pero... Estoy enamorada de otro.
- ¿Otro?, pero si estábamos bien, digo estamos bien, ¿no?.
Ella me explica las razones, pero yo no escucho nada, solo veo que su boca se mueve sin hacer sonido. El mesero llega con los tragos. Ella me mira y veo que sus ojos aun brillan por mí.
Pero esta enamorada de otro, así que pago la cuenta y me voy.

Llego tarde, a propósito. Quiero que sospeche que algo anda mal.
Entro y lo veo. Le pregunto como esta y si esta aquí hace mucho rato. No importa me dice y nos atienden. Tomaremos el trago de la casa.
El comienza a hablar, me dice algo así como: "yo se que es extraño..." y lo detengo de inmediato. Le digo que estoy enamorada de otro, el no lo entiende, dice que estamos bien. Yo le explico que conocí a otra persona, Que esta mas cerca mío, pero parece no escucharme.
Llegan los tragos y mis ojos brillan, puedo sentirlo.
El paga la cuenta. Lo veo salir.
Y llamo al mesero.

El tipo esta sentado, se ve nervioso. Mueve las manos y mira varias veces la entrada. Parece que espera a alguien.
Entonces ella entra. Se sienta en su mesa y cruzan algunas palabras. Llego para atenderlos y les ofrezco el trago de la casa.
Mientras preparan los tragos Save Ferris suena con: "Cruel To Be Kind". Echo un vistazo. Continúan hablando.
Me acerco a su mesa y les dejo lo que me pidieron. Ella me reconoce, y le brillan los ojos.
El tipo pide la cuenta, paga y se retira. Ella lo ve salir y me llama:
- Bueno, ¿y a que hora termina tu turno?.
- Así que era el. ¿Que le dijiste?.
- Solo la verdad, que te amo.
No alcanzo a decirle nada más. Otra mesa me llama.
Después de todo, estoy trabajando.

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martes, febrero 07, 2006

Flores en la ventana

Uno, dos, tres, cuatro...
Los niños corren veloces, felices.
Doce, trece, catorce, quince...
La mayoría ya se ha escondido.
Veinte y ocho, veinte y nueve, treinta...
Solo hay uno que aun no encuentra su escondite.
Cuarenta y ocho, cuarenta y nueve, ¡cincuenta!.
El pequeño revisa el armario, pero desde dentro le dicen: “¡Busca otro lugar!”. No alcanza a voltearse cuando escucha el rechinar de la vieja puerta. "Es una pieza, estoy atrapado", piensa. Entonces, desesperado, se queda de pie, quieto, aguantando la respiración.
La puerta se abre y su amigo lo mira de frente. "Me atraparon", piensa, pero el encargado de encontrar a los demás no corre, ni hace gesto alguno, solo camina, lento, hacia el, y pasa por su lado, sin ponerle atención. Se dirige al armario, lo abre y corre gritando: “¡Te pille, te pille!”. Inmediatamente detrás de el corre quien estuviera oculto.
Y el niño que no encontró escondite, encontró algo mucho mejor.
Solo, en medio de la habitación, mira hacia la ventana. Un macetero con flores es el único testigo del hecho.
De eso, mucho tiempo ha pasado.
El niño ya es hombre Y vuelve cansado a su hogar, escuchando a Travis con "Flowers In The Window".
Mientras saca las llaves, mira la puerta, esta entreabierta. Algo anda mal.
Entra sigilosamente. El desorden es total. Casi todo esta en el suelo.
Camina hasta su pieza y es ahí cuando lo ve, de espaldas, el responsable.
Todo es muy rápido. Pisa un pequeño objeto y el ruido hace que el indeseable voltee enseguida.
Entonces el hombre se queda de pie, aguantando la respiración. "Me atrapo", piensa, Pero el intruso no corre, ni hace gesto alguno, solo camina, lento, hacia el, y pasa por su lado, sin ponerle atención. Luego da media vuelta y sale de la casa.
El hombre respira otra vez.
Y ríe con ganas, porque sabe que tiene suerte, porque recuerda que tiempo atrás encontró algo completamente distinto a lo que buscaba.
Porque aprendió a volverse invisible.
Porque ahora, al igual que la primera vez, hay flores en la ventana.


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