martes, agosto 30, 2005

Crunch-crunch

Crunch-crunch.
El arbol me saluda y yo le devuelvo una sonrisa.
Crunch-crunch.
Las baldosas se encienden cada vez que mis pies las tocan y se apagan cuando dejan de hacerlo.
Crunch-crunch.
Las personas con las que me cruzo tienen pequeños corazones en lugar de ojos y no caminan, flotan gracias a un par de alas en cada pie (si, van descalzos).
Crunch-crunch.

Hay aviones en el cielo, de esos que dejan estelas de humo blanco al pasar. Dibujan letras y escriben palabras como: Feliz, dulce, amigable y simple.
Crunch-crunch.
Los autos, con sus luces y parachoques forman caras sonrientes. Gritan con sus bocinas y levantan el capo y la puerta del maletero aleatoriamente, felices.
Crunch-crunch.
Colibries rodeandome, escoltan mi caminata mientras el suave sonido de sus infinitos aleteos me hace imaginar melodias imposibles.
Crunch-crunch.
Un monito de peluche se escapa de entre los brazos de su pequeña dueña y se instala en mi hombro, se ve mas comodo.
Crunch-crunch.
Los semaforos realizan coreografias con sus luces, y no solo hay verdes amarillas y rojas, tambien aparecen purpuras, naranjas, azules y blancas (las imagenes de peatones, antes verdes y rojas, ahora bailan solas o en grupo con tonos cafes, dorados y celestes).
Tal como cantan los Aterciopelados, siento que "Mi vida brilla".
Crunch-crunch.
Dia y noche pasan veloces (en dos minutos conte 5 dias y 4 noches). Quizas luna y sol juegan a atraparse.
Crunch-crunch.
Aunque solo puedan verse por instantes, decenas de luciernagas se cruzan entre los colibries y adornan los momentos nocturnos.
Crunch-crunch.

La gente sale de las ventanas de sus casas y despliega banderas de paises que solo podria reconocer en sueños. Sus hijos cruzan los umbrales de las puertas y corren a jugar graciosos y energicos. Es su forma de presentar honores, casi me siento alguien importante.
Crunch-crunch.
Todo se une en una explosion de felicidad, colores y sonidos.
Todo es alegria, milagros y luz hasta que... Crun.
Cru... cr...
Odio cuando se me termina el chocolate.

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viernes, agosto 19, 2005

A veces no importa.

Se levanto temprano.
Preparo sus cosas, tomo su jugo de piña y comio sus tostadas.
Bajo las escaleras. Saludo a doña rosa. Espero el taxi.
Y por un momento, una idea cruzo supersonicamente por su cabeza.
El taxi se detuvo esperando a que subiera, pero ya habia tomado la decision y justo despues de abrir la puerta, se alejo corriendo, pues tenia poco tiempo.
Ella imaginaba los insultos que probablemente pudo gritarle el taxista, pero no habia tiempo para pensar en ello, asi que siguio corriendo.
Se detuvo violentamente frente a una casa cualquiera, toco el timbre y pidio una tijera, el dueño de casa penso que era algun tipo de concurso, asi que se la facilito sin problemas, ella la recibio con la mano izquierda, mientras con la derecha tomaba su pelo (sin pensarlo ni un segundo) se lo corto y se lo regalo al hombre que miraba hacia todos lados como buscando camaras escondidas.
Las tijeras, el pelo y el hombre confundido quedaban atras. Ella corria lo mas rapido posible, despues de todo, solo le quedaban solo doce minutos. Tenia que tomar un atajo. Salto el letrero de cuidado con el perro y agilmente esquivo los multiples mordiscos que el mismo intento aplicar en sus piernas, escalo la pared y llego al otro lado, ganando una pequeña ventaja.
Descanso solo algunos segundos para poder respirar y continuo corriendo, de pronto noto que habian cuatro o cinco tipos a su lado (con un gran signo de interrogacion sobre sus caras), mientras el publico se levantaba de sus asientos euforico y antes de que lograran adelantarla, ella cortaba la cinta tricolor del triunfo (marcando un record por cierto).
El estadio quedaba atras, mientras el sonido de una sirena llenaba sus oidos, diviso un camion de bomberos a su lado, reaccionando justo a tiempo para colgarse en la parte trasera. Atraveso cinco cuadras rapidamente gracias a la velocidad del gran carro rojo y apenas se detuvo, ella bajo rauda, pues cada vez le quedaba menos tiempo.
Solo faltaban ocho minutos cuando se percato de que se habia pasado dos cuadras, entonces tomo el bolso del cartero que estaba sentado en el suelo tomando agua y corrio nuevamente, esta vez en direccion contraria, mientras lanzaba las cartas a las casas de sus destinatarios (ese dia solo dos personas se quejaron por correspondencia cambiada). Al final del trayecto se encontraba una sucursal de correos, donde ella deposito el bolso ya vacio (sin dejar de correr por cierto).
Quedaban tres minutos cuando su vista alcanzo la meta, entonces, al fin, dejo de correr.
Camino tranquila mientras se arreglaba un poco, entro a la sala de recepcion de su empresa y miro su reloj mientras, al igual que el tema de los Suicide Machines: "sometimes i don't mind", ella pensaba: "(bueno,) a veces, no (me) importa (nada)".

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jueves, agosto 04, 2005

Accidentalmente

Estabamos en el mismo lugar, pero bastante separados.
Me sente en la tercera fila, tu estabas mucho, mucho mas atras, hasta que comenzaste a bajar, buscabas una mejor ubicacion y la encontraste, en la cuarta fila.
Aun faltaban varios minutos para el comienzo y ambos nos entreteniamos mirando las caras de los demas: Delgados, bajos, macizos, todos diferentes.
Y nos entreteniamos bastante con ese juego, hasta que nos encontramos. Tus ojos se clavaron en los mios, pero, al igual que yo, lo disimulaste rapido porque, claro, eramos extraños.
No se que encontraste en mis ojos, tal vez lo mismo que yo en los tuyos: una mirada que casi habia olvidado.
Por los siguentes diez minutos nos seguimos observando. No estabamos tan lejos y al menos tres veces mas nuestras miradas se encontraron. Tu y yo lo sabiamos, pero actuabamos. Que mal lo hicimos.
Comenzo, y el que antes no dejaba que nada interrumpiera el espectaculo, volteo para mirarte, porsupuesto, nuestras miradas coincidieron una vez mas. Lo importante, lo que habia venido a ver, ya no estaba frente a mi, sino en la cuarta fila, a solo cuatro sillas de distancia.
Y mientras los demas se levantaban y aplaudian, nosotros no podiamos dejar de mirarnos, ya ni siquiera tratabamos de ocultarlo, estabamos ahi, en medio de todos, pero solos.
Entonces comenzaron a salir. Se movian en tropel, como una manada, casi desesperados por abandonar el lugar. Su estampida nos separo tanto que te perdi de vista.
Corri freneticamente por entre la multitud, pero ya no habia tiempo, desapareciste confundida entre los demas.
Te busque por algunos minutos. Simplemente fue imposible ubicarte, asi que camine. Camine de vuelta a casa, solo acompañado por la musica que brotaba de mis audifonos y por el recuerdo de tus ojos unicos. Nunca lo supiste, pero esa caminata duro dos vidas enteras.
Y llegue. Subi las escaleras solo para encontrarte frente al umbral de la puerta. Sostenias mi billetera entre tus manos, pero ni siquiera habia notado su ausencia, en ese momento, nada era mas importante que nosotros.
Sin esperar explicacion ni presentacion alguna, no pude pensar en otra cosa que no fuera besarte de inmediato. Y asi lo hice. Poco despues me explicaste cuanto trataste de buscarme esa noche y como encontraste mi billetera bajo el asiento.
Eramos extraños que tenian toda una vida para conocerse.
La luna iluminaba nuestros besos, y aunque nadie los escuchara en ese momento, por los audifonos no podian sonar otros que los Counting Crows con "Accidentally in love".
Nos habiamos enamorado, claro, accidentalmente.

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